Noche de bodas
Fecha: 31/01/2018,
Categorías:
Infidelidad
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... abrumadora. Me resistí, creo que sin demasiada convicción. Estaba excitada, y carecía de fuerzas suficientes para oponerme a tres hombres fuertes que me sujetaban y me acariciaban entre bromas, como sin darle importancia. Sentía sus pellizcos en los pezones, sus bocas en la mía, sus manos en el culo… Era tremendo, y Carmelo no parecía darle importancia.
Sancho se había tumbado en el sofá, ya desnudo, y Nuria lo cabalgaba. Abel, arrodillado frente a ella, se la metía en la boca. La muy puta cabalgaba y chupaba como una posesa. Se le había corrido el rimmel, y era la imagen misma de la lascivia. Gemía como una perra.
Yo no tardé en estar a cuatro patas, con mi corsé blanco, una media todavía sujeta por el liguero, y la otra arrebujada a la altura de la rodilla. Cuando Rodrigo me la clavó, gemí sin querer. Arrodillados ante mí, Adrián y Alberto me ofrecían las suyas. No podría explicarlo, no sé por qué lo hice, pero abrí la boca y me tragué una de ellas, no sé cual, mientras agarraba la otra. Todo tenía un aire de irrealidad, como si fuera un sueño. Sentía su polla entrando y saliendo, su pubis rebotando en mi culo. Mis tetas, cuando no estaban siendo estrujadas, se bamboleaban bajo mi pecho, y gemía hasta que aquella polla se clavaba en mi garganta. No necesitaban sujetarme ya. Movía el culo, colaboraba. Estaba excitada, terriblemente excitada, mojada. Culeaba como una loca y alternaba con mi boca aquellas dos pollas. Carmelo, sin dejar de mirarnos, se había sacado la ...
... suya y se la meneaba despacio. Sentí un puntito de rabia, una especie de resquemor al verlo. Me miraba a los ojos. Todo era tan absurdo…
Creo que fue un poco por esa rabia, por que una espera que su marido la proteja, y no que se la menee como un mono mientras la violan. Por que aquello era una violación, o, por lo menos, había empezado siéndolo.
Definitivamente, debió ser por rabia. Comencé a exagerar, a gemir en voz muy alta, a culear como una perra. Le miraba a los ojos y él me sostenía la mirada con una sonrisa boba en los labios. Y, poco a poco, la acción fue sustituyendo a la razón, y aquella inconsciente venganza mía se convirtió en una calentura salvaje. Ya no me importaba. Incluso me gustaba, me excitaba ver el lento movimiento de su mano subiendo y bajando el pellejito, cubriendo y descubriendo su capullo despacio, despacio…
Me sentí muy puta, más puta que nunca. El machaqueo continuo dela polla de Rodrigo me volvía loca, y la pelea entre Adrián y Alberto por metérmelas en la boca era un desafío. Jugueteaba con ellos entre gemidos. Los animaba.
- ¿Quieres que te la coma, cochinito?
- …
- ¿Y tú?
Sin saber cómo, Nuria había aparecido reptando boca arriba bajo mi cuerpo, y su cabeza se encontraba entre mis piernas. Buscaba mi clítoris con los labios como si peleara con Rodrigo. Sentí estallar aquella polla en mi coño. Adoro ese calor líquido que parece extenderse por mi interior cuando sucede. Empecé a correrme con él, como una zorra, con los ojos ...