1. El calvario de Luciana (6)


    Fecha: 03/02/2018, Categorías: Dominación / BDSM Autor: señoreduardo, Fuente: CuentoRelatos

    ... querida.
    
    –Sí, creo que sí y ahora decime, Emilia, ¿pensás que esa chica del local te va a llamar?
    
    -No sé, querida, pero nunca dejo de probar.
    
    -¿Y si te llama qué vas a hacer?
    
    -Cada captura es diferente, Grace. Viste cómo se dio con Lucianita, pero en el caso de esta chica, de María, si me llama la cito en alguna confitería y averiguo lo más posible sobre ella. En principio ya sé que sus papás murieron y que vive con una amiguita en el departamento que heredó, pero bueno, acá no viene hasta que yo esté segura de que no corro ningún riesgo. Tengo protección y lo sabés, pero igual me cuido mucho, querida. Y ahora basta de hablar de esa chiquita. –dijo Emilia y se arrimó a Graciela en el sillón que compartían, le rodeó los hombros con un brazo y fue acercando muy lentamente su rostro al de esa pelirroja que la apasionaba. Graciela pensó que iba a besarla y entonces cerró los ojos y entreabrió su boca ansiosa de ese beso. Pero Emilia era zorra vieja en eso de seducir y detuvo su boca a centímetros de la boca de la arquitecta. Le echó su aliento caliente unos segundos, notó que su presa temblaba y entonces le dijo manteniendo la proximidad de ambos rostros:
    
    -Me dejaste con ganas la otra noche, Grace… ¿Por qué no se te ocurrió en ese momento lo de tu amiga que lo está pasando mal? ¿Querías hacerte desear, perrita? ¿Querías dejarme caliente?
    
    -Ay, no, Emilia, ¿qué decís? ¿Te creés que yo no tenía ganas también? Pero bueno, esa noche no se me ocurrió esta ...
    ... excusa.
    
    -Bueno, por esta vez pase, pero la próxima que yo te quiera conmigo toda la noche y pretendas escaparte directamente te secuestro… -dijo Emilia y esta vez sí besó a Graciela en la boca, boca que se abrió entregada, húmeda, deseosa de esa otra boca diabólicamente hábil en el arte de besar. Los labios y la lengua de Emilia la enloquecían y el enloquecimiento aumentaba a medida que esa mano ascendía por sus muslos bajo la falda lentamente, muy lentamente anulando su razonamiento, su capacidad de pensar, convirtiéndola en un cuerpo de mujer ardiendo en el paroxismo de la calentura sexual. No estaba hipnotizada ni le habían dado la droga, pero sintió que ya no era ella con su historia, con su título universitario, con su experiencia empresarial, con su familia. Era sólo una hembra ardiendo de deseo lésbico. Erizada de pies a cabeza se dejó besar en la boca y el cuello largamente, una y otra vez, con una lentitud sabia que la iba obnubilando cada vez más. Su última idea fue: “Esta mujer es un demonio, hace lo que quiere conmigo, no podría negarme a nada que me pidiera…” Y la proxeneta se apartó de pronto dejando a Graciela respirando agitadamente, con los ojos entornados y la boca abierta y le pidió que se desnudara, y el pedido, formulado con todo firme, sonó como una orden que Graciela obedeció mientras la dueña de casa la observaba cada vez más excitada. No podía tratar a una mujer de otra manera que dominándola, imponiéndose, su naturaleza era la de una dómina. Y mientras esto ...
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