1. Noche de pasión en Lisboa (IV): Las tres gracias


    Fecha: 08/02/2018, Categorías: Gays Autor: alfredo1257, Fuente: CuentoRelatos

    ... Amália”.
    
    —No te preocupes que lo que me digas quedará entre tú y yo. Dime.
    
    —He visto como trata a la señora y como la señora está enamorada de usted. Además conozco un secreto que me hace pensar que usted, si lo desea, podría ser el primer hombre de mi vida.
    
    —A ver, me imagino cual es el secreto, aunque no sé cómo te has enterado, pero dime ¿eres virgen aún?
    
    —Sí, y me gustaría que me ayudase usted con eso.
    
    —Por favor, no te disgustes, pero eso no va a ser posible, por dos motivos. El primero es que a mí una muchacha de tu edad no me excita sexualmente y además, la primera vez deberías hacerlo con un muchacho que te quiera y al que tú quieras también. Deberías hacerlo de forma que te quede un buen recuerdo.
    
    —¿No le parezco bonita?
    
    —Niña, eres preciosa, pero ya te digo que yo no puedo.
    
    —Y ¿el otro motivo?
    
    —El otro motivo es que soy tu abuelito español.
    
    —¿Cómo sabe usted eso? —Me dice abriendo los ojos como platos.
    
    —Cariño… yo también tengo oídos en esta casa.
    
    Diciendo esto, le cerré los dos botones que sobraban desabrochados, y tomándole la cara con mis dos manos, le devolví el beso en la frente que ella me había dado hacía un par de horas. La abracé con ternura y le dije: “muito obrigado”.
    
    Abrí la puerta y le franqueé el paso para que saliese, al tiempo que la tranquilizaba, diciéndole que todo quedaba entre nosotros.
    
    A cada hora que pasa, me convenzo más de que tengo que salir de aquí a escape. Ya solo me falta que la cocinera me ...
    ... tire los tejos.
    
    Desde la ventana de la habitación se ve la entrada a la finca y veo a lo lejos llegar mi coche al que le han quitado la capota. Bajo a recibir a las mujeres y al llegar veo que la pobre Ana María viene sujetando la capota con las manos y ambas tienen cara de “lo sentimos, no queríamos haber roto nada”. Ahora el que estalla en una carcajada interior, soy yo.
    
    Hasta modelos posteriores, la capota no fue fija en el MG, cuando se suelta para plegarla hay que retirarla completamente y guardarla en un compartimento que hay detrás de los asientos, obviamente hay que hacer lo contrario para capotarlo. No les digo a ellas nada de esto y dejo que se expliquen. Tengo ganas de reírme un rato después de la mañana que llevo. La que toma la voz cantante, supongo que para suavizar todo lo posible mi probable enfado, es Amália.
    
    —Alfredo, cariño, al coger el coche de vuelta hacia aquí, hacía tan buen día, y nos veíamos tan guapas dentro de tu coche, que queríamos presumir y bajamos la capota. Pero entonces no sé qué hemos tocado, o qué habremos roto, que ha quedado totalmente suelta. Perdónanos, por favor. Por supuesto, los gastos de la reparación corren de nuestra cuenta.
    
    Yo me estaba divirtiendo de lo lindo. Sin dar más explicaciones le rogué a Ana María que soltase la capota y terminando de plegarla correctamente, levanté la tapa del compartimento de almacenaje y la guardé. Mirando a ambas, muy serio, les dije:
    
    —Ya está arreglado. Lo que no se es cuanto cobrar por ...
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