1. Noche de pasión en Lisboa (IV): Las tres gracias


    Fecha: 08/02/2018, Categorías: Gays Autor: alfredo1257, Fuente: CuentoRelatos

    ... ambas aceptan, con lo que nos dirigimos a nuestras habitaciones.
    
    Ana María se dirige a la suya y Amália y yo, a la nuestra. Nada más entrar, Amália se me cuelga del cuello y comienza a besarme con furia. A trompicones y casi peleándonos nos desnudamos uno al otro. Me empuja sobre la cama y cuando va a subirse encima, oímos golpear la puerta, llamando con los nudillos. Mi amiga se dirige a la puerta y abre, solo puede ser Ana María. Ambas salen al pasillo y las oigo discutir en voz baja.
    
    Al cabo de un rato, Amália vuelve a entrar en la habitación y me dice:
    
    —Alfredo, es mi hermana (quien si no podría ser, pienso yo) quiere que te comparta con ella esta noche, que ya no soporta el calentón que lleva desde el domingo.
    
    —Pero, querida, es tu hermana. No estoy interesado y no quiero líos, sobre todo contigo.
    
    —Lo sé. Pero es mi hermana, como bien dices y no quiero que sufra. Además sé que no te estás aprovechando tú de la situación. Y ella me ha dado un par de argumentos que a lo mejor nos convencen a ambos. Dice que da el paso precisamente porque eres tú y sabe que no transcenderá de estas cuatro paredes (ese argumento es para convencerme a mí) para convencerte a ti me ha dicho que pienses que es el sueño de todo hombre, hacer un trío con dos mujeres y encima hermanas.
    
    —Cariño ¿tú estás de acuerdo?
    
    —Yo sí, pero solamente si tú quieres.
    
    Al diablo con todo, ...
    ... sabía que tenía que haberme ido hace días.
    
    —Vale entonces, dile que pase.
    
    Amália va a buscar a su hermana, que está ya completamente desnuda y la introduce en la habitación, dejando la puerta abierta. Constato que efectivamente, su pecho es mayor que el de mi amiga. Me levanto y voy hacia la puerta y…
    
    Aquí amable lector me vas a permitir que cierre la puerta y deje a tu imaginación lo que ocurra hasta la mañana siguiente. En mi habitación hay dos mujeres que cada una podría agotar a tres hombres ella sola, pero una de ellas es casada y probablemente, en breve comience un proceso de divorcio, así que es mejor que no haya testigos. Solo te pido que en tu imaginación tengas indulgencia con un hombre que ya no está en edad de acrobacias sexuales y que tratará de cubrir el expediente lo mejor que pueda… aunque lo más probable es que falle. Buenas noches.
    
    El domingo, cuando ya estoy despidiéndome de Amália junto a mi coche, para regresar a España, después de los arrumacos correspondientes, me dice:
    
    —Cariño, llevamos toda la semana buscando las pertenencias de Héctor y solo hemos conseguido recuperar su móvil. ¿Dónde diablos has metido la ropa y los zapatos, que no los damos encontrado?
    
    —Mira en el fondo del pozo, igual están allí.
    
    —¿En el pozo del agua? Jajajaja.
    
    CONTINUARÁ, si les ha gustado.
    
    Agradeceré sus comentarios, tanto a favor, como en contra. 
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