Noche de pasión en Lisboa (IV): Las tres gracias
Fecha: 08/02/2018,
Categorías:
Gays
Autor: alfredo1257, Fuente: CuentoRelatos
... desabrocha el sostén y se sube las copas, con lo que me cae uno de sus pechos sobre la frente. Del otro me ocupo con la mano que me queda más cerca, jugando con él por encima de la tela de su camisa. Mientras, ella me acaricia la cabeza y juega con mi pelo. Estamos solos en este lugar y no es probable que aparezca nadie a molestarnos. Nos relajamos y comenzamos a charlar:
—Alfredo, he estado pensando en tu propuesta y podríamos hacer base en la quinta, saliendo cada día en una dirección, con tranquilidad, y volviendo sin prisas por la noche. Tu coche no tiene maletero y necesitamos ropa para toda la semana si seguimos tu plan de viaje. Además el jueves estoy de cumpleaños, y me gustaría celebrarlo contigo y con mi hermana, que estará sola en la casona.
—En otras circunstancias me parecería el plan perfecto, pero es que tengo que salir de esa casa cuanto antes, por el bien de todos. Tu hermana está desbocada, ha perdido la noción de la realidad, y no para de insinuárseme. Si tengo que compartir techo con ella, en el plan en que está, vas a tener que compensarme mucho el sacrificio. Amália que tu hermana está de muy buen ver, mejorando lo presente y sabes que si el cántaro va mucho a la fuente… y no quiero tener problemas, ni con ella, ni sobre todo, contigo.
—Y eso que no le has visto las tetas. Son aún más grandes que las mías. —Me dice soltando una carcajada.
—Eso, tú encima echa sal en la herida —le contesto yo, con un mohín.
—Mira, ya me he dado cuenta, que ...
... desde la escena con mi cuñado, mi hermana se comporta contigo como una adolescente. Esta mañana mientras estábamos a solas se lo he hecho saber y también le he dicho que me consta que no estás interesado en ella. Entonces me ha confesado que su matrimonio hace un par de años que va a peor, cosa que ya sabía. Pero lo que no sabía es que hace más de un año que no tienen relaciones sexuales, y que se teme que mi cuñado tenga una amante. Así que no sabe el por qué, pero cada vez que te ve delante, le entra el calentón y pierde los papeles. Quiero que sepas que si ocurre cualquier cosa, no te culparé de nada, pues me doy cuenta de que ella te está buscando. De todas formas piensa que vas a dormir conmigo, y si salimos por la mañana y volvemos por la noche, poco tiempo tendréis para que la cosa cuaje.
—Visto así no parece tan grave la cosa. Probamos un par de días y si veo que el peligro es mucho, me voy y nos veremos otra vez en Lisboa. A no ser que entonces quieras venirte conmigo.
—Vale, haz lo que te resulte menos violento. Por mí estará bien.
—Tengo un mal presentimiento, y no me gusta. Veremos cómo anda todo.
Aclaradas las cosas y como tanto el lugar, como el momento y la compañía se prestaban a ello, y dado que yo estaba tumbado atravesado a mi compañera, con la mano contraria al lado que tenía su cuerpo, fui acariciando sus piernas metiéndola por entre ellas, y como quien no quiere la cosa, fui subiendo hacia la confluencia de los muslos. Cuando llegué a tocar ...