1. Mi familia paterna


    Fecha: 12/02/2018, Categorías: Incesto Autor: janpaul, Fuente: CuentoRelatos

    Este relato continúa a «De viaje con mi padre». Es más largo de lo habitual que he escrito aquí hasta ahora.
    
    I
    
    Al día siguiente de llegar, me levanté tarde, eran las diez de la mañana cuando desperté. Estaba cansado del viaje, las presentaciones, el recorrido por el pueblo, y todo eso que se hace y que mi padre aguantaba muy bien, que incluso parecía gustarle. Pero a mí me dejó exhausto tanto ir y venir y pasear por calles diciendo que si aquí vivía tal persona, que si esto fue de tu padre y lo vendió, que si el tal y el cual, historias que a mí solo me cansaban y que me decían poco, pero complacían a mi padre y eso, de momento, era suficiente para mí; pero tenía verdadero deseo de irme a acostar. Por fin llegó el momento, no pude mirar ni cómo estaba la habitación; recuerdo que me acompañó mi padre, que me dijo las buenas noches y que durmiera bien; también recuerdo que me desnudé. Ya no sé qué más pasó, pero esta mañana estaba metido dentro de la cama desnudo, como tengo costumbre, y con una sábana cubriéndome. No me acuerdo ni cómo me metí dentro de la sábana, ni siquiera si entré a meterme en las sábanas por mí mismo. ¡Misterio!
    
    Nadie pasó a molestarme y nadie me despertó. Me levanté y salí al pasillo; no vi a nadie y, al darme cuenta que estaba desnudo, me metí rápidamente otra vez en la habitación. La costumbre en mi casa es que cuando queremos vamos desnudos, aunque no es lo habitual. Roxana nunca sale desnuda más que cuando vamos al mar. Por eso es que, sin ...
    ... darme cuenta de dónde estaba, salí desnudo al pasillo, y menos mal que no encontré a nadie.
    
    Al volver a entrar me di cuenta de cómo era la habitación. Era una perfecta suite. Del pasillo a la habitación lógicamente había una puerta, pero no daba acceso directo a la cama sino a un estudio, había una mesa con silla para leer; sobre una alfombra, dos sillones, un sofá de dos plazas y un centro con florero y flores de plástico. Tenía una ventana con cortina y persiana. La ventana daba a un tejado, que luego supe que era el tejado de la cochera; y unos cuadros. Todos los muebles del mismo estilo, recios, castellanos y muy nuevos. A uno de los lados había un sitio para entrar sin puerta y dentro estaba la cama, una cama grande de matrimonio, un armario ropero, dos sillas y una puerta de cristal que pasaba al cuarto de baño. El baño era completo, bañera con ducha, bidé, lavatorio y taza.
    
    No me había dado cuenta de nada, por eso había salido al pasillo para buscar un baño. Como me estaba meando, tenía mi polla dura y erecta. En lugar de ir a la taza me metí en la ducha, solté el agua que estaba muy fresca y dejé escapar toda la orina bajo la lluvia de la ducha. Orina de fuerte color ambarino, parecía whisky mi orina y con estos pensamientos noté que mi polla bajaba su dureza y me puse triste, así que comencé a masturbarme duro hasta eyacular. Se ve que estaba cansado, pues me costó llegar al orgasmo. Insatisfecho, me tumbé en la bañera, tapé el desaguador y dejé que la lluvia de ...
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