1. El acoso que sufrí por parte de mi hermana


    Fecha: 14/02/2018, Categorías: Sexo con Maduras Autor: Ifardavin, Fuente: CuentoRelatos

    ... había salido con la suya y estábamos follando, como ella quería.
    
    Me situé entre sus piernas, acariciando sus muslos hasta llevar una de mis manos a su suavísimo culo e izándolo, me ayudé de la otra para colocar mi polla entre los labios de su entrada vaginal. Empujé despacio pero con fuerza, sin descanso, avanzando centímetro a centímetro hasta llegar al fondo. Aun así me faltaba parte por meter y seguí presionando. Le estaba subiendo el útero hasta el paladar, pero no desfallecí. Ella tampoco se quejaba, apretaba los dientes y aguantaba estoicamente, mirándome fijo a los ojos, animándome a continuar.
    
    Tras unos cortos movimientos de entrada salida para dilatar su estrecho túnel, conseguí que mis pelotas se estamparan contra sus nalgas. ¡AH! Qué sensación de gusto, de triunfo, estaba enterito dentro de ella...
    
    Empecé a moverme muy despacio, recreándome, sacando el nabo casi entero para volverlo a meter, muy despacio también. Su expresión iba cambiando, transformando la cara de tensión por cara de placer, empezaba a moverse acompañando mis acometidas, levantando lujuriosamente las caderas cada vez que me volvía a introducir.
    
    Jadeaba cada vez más fuerte, cambié de postura sin sacarle la polla situándome yo debajo. Su cabalgada era cada vez más violenta, movía su cintura en todos los sentidos, en círculo, en vaivén, acelerando continuamente hasta que arqueó la espalda, dio un gemido más prolongado y tuvo un orgasmo fabuloso. Me encantaba que Marta se corriera con ...
    ... tanta facilidad...
    
    La puse a cuatro patas, me situé detrás de ella y se la volví a meter, frotando el clítoris con los dedos para que no bajara su excitación. Volvió a correrse, una y otra vez, destilando jugos patas abajo, presionando mi vientre con sus nalgas. En un momento, levantándome un poco, le saqué mi miembro del coño y apoyándolo en la entrada del culo se lo metí sin contemplaciones, nada de poco a poco, de golpe...
    
    —¡aaaahhhh, cabrón! ¡Que me has rajado, cabrón!
    
    Se dejó caer sobre la cama pero yo seguí dentro de ella. Aplastándola con mi peso, solo medianamente apoyado en las rodillas, pasé las manos bajo su cuerpo, acariciándole las tetas y metiendo un par de dedos en la vagina. La situación me estaba desbordando, era acojonante sentir sus nalgas en mi tripa. Aunque no podía moverme por falta de apoyo, tenía la polla totalmente encajada en su prieto culo, frotaba su clítoris, frotaba sus pezones, sus orgasmos se sucedían uno tras otro, se estaba meando por el descontrol y no pude más...
    
    Empecé a llenarle el recto de leche, mi esperma salía a borbotones, no sabía cómo había durado tanto... Era maravilloso, su esfínter me apretaba la base del pene haciéndome sentir sus contracciones y el fuerte latido de su corazón. La mordí fuerte entre el cuello y el hombro mientras subía y bajaba mi orgasmo...
    
    —aaaahhhh dioossss Luis...
    
    Me quedé medio muerto encima de ella, recuperando el aliento, empapado de sudor... Me dejé caer a un lado, la pobre Marta estaba ...