1. Desconcertando a mi prima Vicky


    Fecha: 18/02/2018, Categorías: Incesto Autor: zitro1, Fuente: CuentoRelatos

    ... llamó la atención porque era muy típico de ella responsabilizar a los demás de sus propios desaciertos, y lo que sucedió sin dudas lo era. Pero la forma en que dijo todo de corrido sembró en mi mente una idea que nunca se me hubiera podido ocurrir en otras circunstancias.
    
    —Tienes toda la razón, no sé qué me paso para comportarme de esa manera, nunca debí eyacularte en la cara y menos en tu boca, ¿cómo te sientes?
    
    —No hace falta que lo menciones —mientras se acomodaba los pantalones.
    
    —Pregunto cómo se siente tener una polla en la boca ¿es la primera vez...? —manteniendo un tono burlón.
    
    —¡Calla de una vez! —casi grita con la respiración jadeante, llevaba aun la blusa desabrochada con los pechos casi fuera del sujetador, yo conservaba mi verga aún fuera de los pantalones y de nuevo empezaba a endurecerse bajo su mirada.
    
    —Además, no te avergüenzas más de ti misma por lo ocurrido y deja ya de culparme a mí, pues yo jamás se me hubiera ocurrido que llegaras a chuparme la polla y creo no te ha disgustado el hacerlo.
    
    —¡Calla de una vez!
    
    —¿Al igual podrías brindarme tú esa ayuda profesional que tanto dices que necesito? —susurré con la cabeza gacha como si me sintiera avergonzado aunque nada más lejos de la realidad. Por el rabillo del ojo observé como se producía la transformación en su rostro.
    
    —¿De verdad quieres que lo haga yo? —pregunta la orgullosa y destacada estudiante de psicología.
    
    La caricia a su ego dio resultado y alzó la mano para acomodarse un ...
    ... mechón de pelo caído sobre sus ojos. Con las mejillas encendidas y el cabello cubriéndole a medias el rostro, volvió a convertirse en la imagen viva de la sensualidad. Mi verga termina de estirarse cuando cierro mi mano sobre ella. Me mira pajearme como si le resultara lo más natural del mundo. Su respiración entrecortada me hace saber que podría requerir de su colaboración para liquidar el asunto, pero prefiero crearle la necesidad de que sea ella quien se ocupe de plantear tal posibilidad.
    
    —¿Vas acabar otra vez? —el énfasis demuestra su interés.
    
    —¿Quién soy yo para negarte la posibilidad de hacerte sentir como una buena samaritana? —mientras tomaba asiento a su lado y cogía su mano derecha para colocarla por debajo de mis huevos, mientras con una mano pasaba a sobarle los pechos por entre la blusa medio desabrochada. Produjo su efecto. Ella suspira. Percibo la sensación de dominarla, de tenerla a mi merced.
    
    —Siente como se vuelven a llenar —susurro.
    
    —De acuerdo, ¿y qué quieres ahora?
    
    —Tus tetas, quiero verlas de nuevo —dije sin titubear.
    
    —Eres un guarro.
    
    Viky cae en la trampa y se llame los labios en forma instintiva. Esbozando una sonrisilla maliciosa, se desabrocha de nuevo la blusa y muy sensualmente empieza a desabrocharse el sujetador. Poco a poco iban revelándose el contorno de sus pechos, ya desnudos los sujetó con las manos mostrándome aquella excelsa parte de su anatomía.
    
    —¿Te gustan? —dijo.
    
    Por obra y gracia de la pasión la cuestión se ...
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