1. Complejo de edipo


    Fecha: 02/03/2018, Categorías: Incesto Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... dedo hacia abajo, abriéndome los labios mayores y llegando a los menores y a la entrada de la vagina, que en esos momentos estaba totalmente lubricada.
    
    Solo tuvo que presionar ligeramente y su dedo se comenzó a introducir dentro de mi, en esos momentos su pene comenzó como a latir bajo mi pierna y yo comencé a correrme como una loca, los dos nos estábamos corriendo a la vez.
    
    Aunque hacia verdaderos esfuerzos para no gritar, no podía impedir que algunos gemidos se escaparan de mi garganta, mientras me retorcía y estiraba mi cuerpo en uno de los orgasmos más maravillosos que recuerdo.
    
    Mi hijo había introducido su dedo hasta donde podía y lo movía en todas direcciones en lo que en aquellos momentos era mi coño chorreante, empapándose de los abundantes fluidos de mi maravillosa corrida.
    
    Sacó su mano empapada y la dirigió hacia su nariz primero y hacia su boca después, chupándose el dedo pulgar, mientras me miraba directamente a los ojos, con un gesto de satisfacción y complicidad.
    
    Yo, sin decir una palabra, le dirigí un beso con mis labios y los ojos entornados, en lo que quería que fuese un gesto de aprobación y también de complicidad.
    
    Era la segunda vez que mi hijo se corría conmigo, y la primera que yo lo hacia con el.
    
    Me había tocado directamente el coño, con lo que habíamos mantenido lo que se podía considerar como nuestra primera relación sexual con mi consentimiento explicito.
    
    Después de esta para ambos agradable experiencia, por mi parte, tenia ...
    ... claro que iba a utilizar a mi hijo para obtener todo el placer que la monótona y casi inexistente relación sexual con mi marido me negaba y que mientras que para el con 50 años, podía no ser un problema, para mi con 36 y una vez despertada mi adormecida sexualidad, lo era.
    
    Así es que aunque decidí seguir dejándole de momento a mi hijo la iniciativa, también decidí darle todas las facilidades para que ambos sacáramos el máximo partido de nuestros juegos.
    
    Por las noches, cuando nos sentábamos a ver la televisión, yo comencé a hacerlo sin bragas, con lo que dejaba totalmente expedito el camino a mi hijo, que lo disfrutaba cada vez que su padre se dormía, proporcionándonos ambos unas corridas maravillosas, ya que en esta situación, el me metía los dedos que quería y yo gozaba como una loca.
    
    Esta situación comenzó a darme miedo, puesto que hacíamos mucho ruido con nuestros jadeos y gemidos y cualquier día íbamos a despertar a mi marido.
    
    Teníamos que tener mas cuidado, sobre todo yo que era la mas escandalosa, ya que al llevar tanto tiempo reprimiendo mis instintos, ahora, al liberarlos, mi cuerpo reaccionaba con unos orgasmos muy ruidosos, que sin duda a mi hijo le encantaban, ya que cuando empezaban mis jadeos y gemidos, era cuando el se corría siempre.
    
    Las conversaciones con mi hijo, iban siempre en el mismo sentido, que teníamos que tener mucho cuidado, para que su padre no nos descubriera.
    
    El me decía que no le importaba que nos descubriera, porque no hacíamos ...
«12...8910...17»