El secreto de Rita Culazzo
Fecha: 09/03/2018,
Categorías:
Grandes Relatos,
Autor: juliomarkov, Fuente: CuentoRelatos
... ellas sabían perfectamente que sus esposos, y sus hijos, estaban todos calientes con su voluptuosa hermana. El culo de mi vieja parecía ser el tema central de la charla. Allí me enteré, con estupor, de que ese fue el principal motivo de separación de la familia:
–No puede tener ese culo la hija de puta, ¿viste como la miran?, se les cae la baba.
–Y sí, acordate que fue por eso que nos mudamos bien lejos.
–Y encima cada vez lo tiene mejor la muy yegua. Ayer se anduvo pavoneando toda la noche. Le encanta que se lo miren.¿Viste el pantalón que se puso?
–Yo lo lamento por mamá y papá, pero mientras ésta tenga ese culo y lo ande mostrando de esa manera no vengo más a ninguna reunión familiar. Estoy deseando que llegue mañana para que nos vayamos y no verle nunca más la cara… y mucho menos el culo.
Yo no podía creer lo que estaba escuchando. Justamente la familia Culazzo separada por el tremendo culazo de mi vieja. Me hubiera descostillado de risa si no hubiera estado tan perplejo. La charla prosiguió con más revelaciones y alguna que otra teoría conspirativa:
–Esta mañana casi que tuve que atar a mi marido para que no fuera a espiarla. Estaba desesperado.
–Sí, me pasó lo mismo con Juan. A cada rato decía que tenía ganas de ir al baño. Como si yo no me diera cuenta. Al final yo misma la terminé espiando y vi que la muy puta estaba durmiendo destapada y sin ropa interior.
–Tenía una tanguita rosa en realidad, pero era tan chiquita y la tenía tan metida que ...
... apenas se veía si te acercabas mucho.
–¡Ah! vos la espiaste también. Y de bastante cerca por lo que veo.
–Y sí… qué más remedio. Pasan los años y sigue teniendo un orto espectacular la yegua. Incluso mejor que antes, diría yo.
–Yo te digo que esto estaba todo planeado. Seguro que hasta papá está metido.
–¿Eh? ¿Papá?
–Pensá: qué casualidad que justo le dieron la habitación que no tiene puerta.
Yo no podía creer lo que estaba presenciando. Pero todo esto no era nada comparado con lo que estaba a punto de escuchar:
–Yo no sé cómo los pudiste perdonar. Yo los hubiera matado a los dos.
–No los perdoné, sólo me callé y seguí. Por mis hijos. Me tragué mi orgullo.
–Pensar que se hace la santita y le gusta la pija más que comer.
–¡Si le gustará la pija a la muy perra! Y Juan está bien dotado, por eso la yegua siempre le anduvo atrás. Pero no quiero hablar de eso. El pobre Julio no tiene la culpa, él ni sospecha que es hijo de Juan, y si es por mí, nunca se va a enterar.
Quizá este sea un buen momento para presentarme. Mi nombre es Julio. Debo admitir que la noticia me dejó estupefacto. Enterarme de esa manera de que era producto de un desliz de mi vieja... ¡De que era hijo de mi tío!
Ahí mismo salí corriendo a buscar a mi madre. Quería increparla, pedirle explicaciones, insultarla. Estaba realmente indignado. Pero no la encontraba en ninguna parte. Parecía que se la había tragado la tierra. Finalmente llegué hasta el lugar más recóndito de la casa: ...