1. Choque Térmico (Caliente).


    Fecha: 14/03/2018, Categorías: Sexo con Maduras Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... fija en la ventana del baño para poder espiar a los que lo usan?
    
    —Ya invité a todos los de la oficina a orinar a mi casa... Usted era el único que me faltaba...
    
    —¿Y qué te ha parecido?
    
    —Valió la pena esperar, Señor Pozos, en verdad valió la pena. De haber sabido que ofrece un espectáculo tan bueno lo hubiera invitado desde hace mucho tiempo. ¡Ja, ja, ja!...
    
    —¡Chiquilla loca, y encima te burlas de este pobre viejo!...
    
    —No, en serio me encanta verlo “reflexionando” frente al espejo, ¡ja, ja ja!
    
    —¡Anda, si quieres puedes venir a ver más de cerca!
    
    No tenía que pedírmelo dos veces. Bajé de mi sitio y regresé al baño, pero al llegar, el Señor Pozos ya había guardado sus miserias en su lugar.
    
    —Es usted muy malo, me dijo que me iba a dejar ver de cerca... —le reclamé fingiendo un puchero y viendo anhelante su entrepierna que lucía una mediana mancha de la humedad dejada por un chorrito traicionero de orina.
    
    —¡Ah, sí? Déjame recordar un poco... Tú igual, solamente me prometiste que me dejarías ver más de cerca... y nada... Es más, yo te he dejado ver más que tú a mí, ni siquiera te pude ver cuando te estuve espiando por la ventana, todo el tiempo te cubriste los pechos y además te estabas bañando con las pantaletas puestas.
    
    —Viéndolo de ese modo, tiene usted toda la razón, Señor Pozos... —me fui acercando lentamente a él, tomando el borde superior de la toalla con que cubría mi cuerpo— Pero, ¿ya vio usted dónde están ahora las pantaletas de las que ...
    ... habla?
    
    El Señor Pozos siguió la dirección de mi mirada y entonces las descubrió tendidas sobre el tubo que sostenía la cortina de la ducha. Luego devolvió la mirada hacia mí mientras mis manos deshacían lentamente el nudo que sujetaba la toalla a mi anatomía. Sus ojos se iluminaron ante la promesa de lo que se avecinaba.
    
    —Es justo entonces que yo le devuelva un poco de lo que usted me ha obsequiado, ¿no cree?
    
    Él movía su cabeza afirmativamente mientras yo deslizaba la toalla lentamente, tragó saliva cuando la retiré completamente de mi cuerpo pero siempre ocultándome detrás de ella, la sostenía con ambas manos frente a mí, a la altura de mis hombros, usándola como una cortina que nos separaban a él y a mi desnudez.
    
    —Lo que está a punto de ver, nadie ha tenido el gusto de presenciarlo, sus ojos serán los primeros en tener ese privilegio, ¿está listo?
    
    Su cabeza se movió afirmativamente. Su rostro reflejaba una ansiedad enorme. Se limpiaba el sudor de las manos en sus pantalones, muy cerca de su entrepierna.
    
    —Además, si logra atraparme, le voy a hacer el mejor regalo de su vida...
    
    Lo escuché emitir algo que no supe descifrar si era un suspiro o un jadeo. Acto seguido, acorté la distancia entre ambos y con un rápido movimiento le cubrí la cabeza con la toalla para luego echarme a correr rumbo a mi habitación.
    
    —¡Si me atrapa tiene su regalo, Señor Pozos! —Le grité antes de entrar en mi dormitorio, mientras cerraba la puerta vi que el pobrecillo apenas había ...
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