1. Choque Térmico (Caliente).


    Fecha: 14/03/2018, Categorías: Sexo con Maduras Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... tiempo de “tentona”, hasta que él me dijo al oído:
    
    —Ya estate quieta, querida nietecita; no quiero venirme otra vez en los pantalones.
    
    —¡Ay, abuelito; no sea usted así!... —Reclamé con voz aniñada, a sabiendas que la dueña de la fonda se acercaba a la mesa.
    
    —Señor, no la regañe; es buena muchacha...
    
    —Es que ese es el problema, es una nieta demasiado “cariñosa”...
    
    —Usted déjese querer, déjese consentir... Ya quisiéramos muchos que nuestros nietos nos pusieran siquiera un poquito de atención.
    
    —Es que ya terminamos y ya nos tenemos que ir, señora —el Señor Pozos intentaba levantarse mientras yo lo sujetaba de un brazo para que no lo hiciera.
    
    —Todavía no, abuelito; todavía nos falta el postre.
    
    —¿Lo ve, señor? Ella lo quiere consentir, usted déjese querer disfrutando del postre... Hoy hay unas fresas con crema, deliciosas.
    
    —Ay, qué más quisiera yo, señora... Pero mi diabetes no me deja...
    
    —Pero yo sí quiero postre, doña; démelo para llevar...
    
    Salimos del lugar muy en nuestro papel de abuelo/nieta, yo haciendo las veces de nieta juguetona con un comportamiento más infantil del que debiera, tomada del brazo de mi abuelo postizo y colocándome estratégicamente delante de él tratando de ayudarle un poco a ocultar esa erección que se cargaba.
    
    —Abuelito, si usted usara calzones le sería más fácil disimular lo “venenosillo” que anda.
    
    —Si tuviera una nieta menos traviesa, no me haría pasar estas vergüenzas en público.
    
    —Pero admítalo, abuelito; le ...
    ... encanta que su nieta sea así de traviesa.
    
    —La verdad, me gustaría que fuera menos traviesa en público, pero mucho más traviesa en privado.
    
    —Lo siento, abuelito; no siempre se le puede dar gusto a toda la gente. Mira, vamos a ese jardincito, me gusta mucho, es muy bonito y muy tranquilo. Ahí nos podemos comer el postre con toda calma.
    
    Seguí metida en mi papel de nieta inquieta, llevando de la mano al Señor Pozos hasta aquel apacible parquecito público, con bellos jardines y bancas para poder disfrutarlo. Yo solía ir de vez en cuando a leer o simplemente a relajarme. Tenía mi propio rincón, una banca alejada del paso de la gente. Ambos nos sentamos sintiéndonos bastante cómodos y relajados.
    
    Procedí a abrir el recipiente desechable en que llevábamos las fresas con crema y empecé a disfrutarlas delante del Señor Pozos, saboreándolas exageradamente.
    
    —¿Acaso no piensas convidarme, come-sola?
    
    —Claro que no, abuelito; esto es veneno puro para usted, acuérdese que debe controlar sus niveles de azúcar.
    
    —Eso de la diabetes es puro cuento, se lo dije a la vieja esa nada más para poder irnos pronto de ahí...
    
    —Ahora no me venga con cuentos, abuelito... No quiero ser yo la responsable de que vaya a tener un problema que acabe matándolo... —Y seguí disfrutando de mi postre de manera provocadora— ¡Hummm!... ¡Esto es una delicia!
    
    El pobrecillo no perdía detalle y se le notaba a leguas que se le hacía agua la boca. Yo, además procuraba darle al espectáculo un toque de ...
«12...789...17»