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El ascensor
Fecha: 28/03/2018, Categorías: Anal Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... en espacios públicos y menos aún ante mujeres desconocidas. - Bueno, este espacio cada vez se está convirtiendo en más privado y nosotros cada vez somos menos desconocidos. Así que en aras a la comodidad, creo que podríamos relajar las convenciones sociales. Sospecho que aún nos queda un rato de encierro. No veo la razón por la que no puedas ponerte cómodo. Te aseguro que no sería la primera erección que veo. – Susana estaba a mil, pero no tenía intención de llegar más lejos que un intenso coqueteo. Quería poner enfermo de excitación a su vecino y dejarlo con las ganas. Y es que aún no había olvidado la visita de la policía y la venganza es un plato que se sirve frío… o a veces muy, muy caliente. En la comisaría aún había cachondeo entre sus compañeros por ese tema. Una vez se hubiera cobrado su pequeña revancha ya resarciría a su vecino en otra ocasión en un entorno más agradable. Prácticamente estaba encima de Pablo y las gotas de sudor de su cara y su pecho caían sobre las piernas de él. Creía que le seguiría el juego y por eso su respuesta la descolocó por completo. - Bueno, mi respuesta era cierta sólo a medias… Lo cierto es que soy yo el que se siente terriblemente incómodo con la situación. Me avergüenza que me veas empalmado de esta manera- La cara de ella era de total chasco e incredulidad. Nunca sospechó que tras esa fachada de frialdad y autocontrol se escondiera un espíritu tan timorato. Su apuesto vecino que parecía todo un lobo dispuesto a comerse a ...
... caperucita había resultado ser un cachorrito tímido. Susana se echó hacia atrás hasta volver a apoyar la espalda en su pared del ascensor. Se sentía casi furiosa porque su vecino le hubiera aguado la venganza. - Sólo lo decía por tu bien. Por como sostienes ahora las manos sobre tu camisa encima de las piernas creo que la situación pronto va a pasar de incómoda a dolorosa. - Sí, tienes razón y te agradezco enormemente tu interés, de verdad. Pero salvo que quieras estar con los ojos cerrados el rato que nos quede aquí, me mortificaría darte semejante espectáculo. - Pero mira que eres bobo! Si es algo de lo más natural. Los dos somos ya mayorcitos. - Lo sé, pero qué quieres que te diga, estoy chapado a la antigua. - Es casi tan tonto como querer antes ponerte de espaldas mientras me quitaba las mallas- - Por favor, no te rías más de mí, que bastante mal lo estoy pasando ya. Claro que… - ¿Qué qué...? - Que igual esa es la solución ahora también. Si te sientas de espaldas a mí yo podría abrir las piernas para darte espacio y así no me ves y los dos podíamos estar con las piernas estiradas. Además, seguro que en un rato esto se me baja y podemos seguir hablándonos cara a cara- Susana estaba ahora totalmente atónita. Si no fuera por la total seriedad de la cara de su vecino creería que le estaba tomando el pelo. Y si no fuera por lo casual de la situación pensaría que le estaban gastando una broma con cámara oculta. - Desde luego Pablo que rarito eres! - Le ...