De cómo los temblores de tierra me unieron a mi hermana - Relatos Eróticos

De cómo los temblores de tierra me unieron a mi hermana

... para empujarme hacia ella y entendí el mensaje. Le di, le di y le di, rozando fantásticamente mi parte con la suya. De súbito ella comenzó a gemir, a gemir, a gemir, y decía sin cesar «¡Te amo, hermano!» varias veces hasta que de tanto me acerqué a su oído y musité «Yo también te amo, hermanita.» La contuve con mis brazos sobre sus brazos, retorcía sus piernas y sus pies sobre la cama, sobre mis hombros y sobre mi pecho. Decidí que darle aún con mayor rapidez era una buena idea hasta que vi que mi hermana parecía asfixiarse con su propia agitación. Me vi contagiado por tanta soltura y tensión simultáneas y como pude (porque el descontrolado hacer y deshacer de mi hermana no me permitía maniobrar fácilmente) seguí en lo mío hasta venirme dentro de ella. Una vez alcanzada la cumbre, yo me tumbé sobre la cama y ella se tumbó sobre mí, fatigados por el esfuerzo que habíamos hecho.

Para el domingo tuvimos la extraña necesidad de entrar a la iglesia. Oímos misa y dejamos nuestra limosna. Luego mi hermana me llevó a almorzar a una cafetería que a ella parecía gustarle. Sentada junto a mí, me daba de comer en la boca y a pesar de que yo le dijera que ya no era un bebé, ella simplemente continuó. También me dijo, «Eres mi hermano y te voy a cuidar.» Para el lunes ya habíamos vivido una sesión más de fornicación, entonces desenfrenada. A las diez de la mañana recibí una llamada de las oficinas a las que había acudido el viernes, anunciándome que tenía el empleo que buscaba y que comenzaba el martes a trabajar. Colgué y le dije a mi hermana lo del trabajo. Ella me abrazó, me mimó y me felicitó, y sin más seguimos desayunando. Por la noche ella me preguntó con un toque de tristeza si pensaba dejarla sola y tuve entonces una respuesta clara de lo que yo quería. «¿Contigo?, hasta que ya no tiemble en este país de mierda», le dije.

04 de Noviembre de 2018.