1. Los casos de Berenice Vineyards (vol. 1)


    Fecha: 02/04/2018, Categorías: Incesto Autor: juliomarkov, Fuente: CuentoRelatos

    ... manos como si la rubia fuera un saco de box.
    
    Mientras, el joven había logrado liberar su verga, y ésta se había ido raya adentro en la suculenta cola de la detective. Si no fuera porque el hilito de la tanga operaba de barrera, la pija del muchacho se le hubiera metido furibunda en el ojete. Ella advirtió el peligro y supo que debía liberarse lo más rápido posible.
    
    Una vez que el hombre sintió los brazos algo cansados por el ejercicio, prosiguió con el castigo utilizando el bate que antes había usado su sobrino.
    
    –¡Cómo aguanta esta puta! –le comentó a su hijo con perplejidad.
    
    Es que la mitad de los golpes que había recibido Berenice hubieran sido suficientes para terminar con cualquier hombre, sin embargo la peculiar hembra seguía resistiendo. Pero no sólo resistía, sino que aún le quedaban fuerzas para contraatacar.
    
    Así fue que aprovechó ese segundo de vacilación de su castigador para elevar sus piernas y patearlo en el pecho, impulsándose en el chico que la sujetaba. Así se deshizo del despreciable sujeto por unos segundos, los que aprovechó para a agarrarle la pija al joven y retorcérsela con furia.
    
    El muchacho pegó un alarido y cayó de rodillas. Entonces Vineyards lo tomó de los cabellos con sus dos manos y le propinó un potente rodillazo en el rostro. Mientras el chico se desplomaba en el suelo, el padre la atropelló por detrás, golpeándola y haciendo que impactara contra la pared, en donde la acorraló para meterle un fuerte gancho en el ...
    ... costado.
    
    Pero Berenice respondió: giró su cuerpo rápidamente y, agarrándose con ambas manos de la nuca de su oponente e impulsándose mediante ágiles saltos, le impactó una serie de rodillazos en el estómago que resultaron aniquiladores. Había que ver la velocidad con la que fémina alternaba rodillas para infligir tan duro castigo a su rival.
    
    El corpulento hombre acusó los potentes golpes de la detective quedando encorvado hacia adelante; momento en que ella aprovechó para dar un salto felino y quedar colgada sobre su espalda. El confundido malhechor comenzó a moverse furiosamente en todas direcciones tratando de sacársela de encima, pero la petisa le prensó fuertemente el cuello con sus brazos.
    
    A esa altura la minifalda de Vineyards había subido hasta su cintura. Sus cachetes en pompa, en perfecto colaless, parecían brotar de la espalda del hombre, que intentaba deshacerse de esa suerte de mochila culona que lo sometía con autoridad.
    
    Pero a pesar de los violentos corcoveos del grandote, la culona lo fue jineteando con determinación, y cuando se encontraron en un extremo de la habitación, ella le tomó la cabeza con sus pequeñas manos y se la reventó contra la pared. El hombre cayo de rodillas y Berenice le dio una última reventada de cabeza contra el suelo.
    
    Recién con los cuatro rufianes completamente nocaut y apilados formando una montaña inerte, Vineyards pudo llamar a la estación para pedir apoyo.
    
    Luego miró el paisaje y mientras bajaba su pollerita pensó que pelear ...
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