1. Mas de 30 años pasaron


    Fecha: 02/04/2018, Categorías: Infidelidad Autor: Anónimo, Fuente: SexoSinTabues

    ... artificial emulando el miembro de un negro, detallado a la perfección, con asombrosa esponjosidad muy similar a uno real. Ramón lo olió para ver si podía detectar el olor de los orificios de Ana. –Huele ligeramente a tu culo-, le dijo riéndose. Se la puso enseguida de su pene. Era algo más larga que la de Ramón flácida. - Supuestamente es la réplica de la verga de un negro semental muy famoso, mira -, dijo Ana al tiempo que le extendió un panfleto que venía en el interior de la caja. - Lexington Steel -, leyó Ramón. –Ni idea quien será -, agregó. - Es un actor porno, negro -, le dijo ella, mientras el veía al enorme negro calvo en una foto. Ana lo empujó y cayó de espaldas en la cama. Ella se tiró sobre él y se empezaron a besar apasionadamente. -Cógeme con ella-, le ordenó Ana a Ramón. Ramón, sorprendido, se incorporó. Ella le instaló en la cadera el sofisticado consolador, le pidió que se acostara de nuevo, se montó en el albañil, se lo insertó en la vagina, y comenzó a gemir y gritar de placer. Ramón puso sus manos detrás de su cabeza mientras ella se retorcía penetrada de placer hasta que tuvo su primer orgasmo del día. Eso no hizo que Ramón tuviera una erección total, pero si alcanzó a sentir las nalgas de Ana. -Gracias Ramón. Lo necesitaba con urgencia…se siente padrísimo, pero algo fría al principio-, agregó. -Con Eduardo es muy fácil. Le hago a un lado su cosita después de mamársela, se le medio para, y luego le pongo el aparato. Me da muchísimo placer, me vengo ...
    ... padrísimo, pero nunca como contigo, claro está, dijo ella. Después se la vuelvo a mamar y se viene en segundos, terminó. Bajaron de nuevo a la sala. Ella le preguntó de nuevo: - ¿Viagra o Choro? - -La Viagra la he usado-, Ramón confesó, -y es maravillosa-, pero es carísima. Aparte, ¿Dónde voy a encontrar al cabrón del Choro? ¿Y si lo encuentro que le diría? ¿Ven, vamos a que te culees a Ana porque no se me para? -. Ambos se carcajearon. -Vamos por la pinche pastilla-, la urgió Ramón. -Vamos a Benavides, dijo Ana-, mientras se vestían. –Te daré el dinero para que compres un par, pero te dejaré una cuadra antes y te esperaré en la siguiente. Me conoce todo el mundo por aquí-. Cuando regresaron de la farmacia, Ana tomó la caja y empezó a leerla. - ¡Echa para acá! -, dijo Ramón, al tiempo que se la arrebató de las manos. –Es una chulada, no perdamos tiempo-, agregó-, solo dame unos 15 o 20 minutos. Mientras eso pasa, ve y tráeme una cerveza-, le ordenó en aquel extrañado tono dominante. Cuando Ana se dirigía a la cocina, Ramón la detuvo, la besó apasionadamente. Ramón acarició su estómago, la nalgueó, ella se rio y fue por la cerveza. Ramón tomó la píldora y se la pasó con un trago de cerveza. Pasaron de nuevo a la sala. Ramón se desnudó, y se sentaron abrazados, besándose apasionadamente, mientras ella acariciaba su adormecido monstruo el jugueteaba con sus tetas y su babeante vulva. Si bien Ramón ya no tenía los músculos del estómago marcados como a ella le fascinaban, se sentía ...
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