1. Mas de 30 años pasaron


    Fecha: 02/04/2018, Categorías: Infidelidad Autor: Anónimo, Fuente: SexoSinTabues

    ... mientras ella se sentaba en sus muslos. Ramón la levantó un poco y con su mano guió su tremenda erección hacia la vagina de Ana. La penetró con suavidad arrancándole sus ya familiares gemidos al tiempo que ella tomaba su ritmo, sintiendo sus entrañas penetradas hasta el fondo por la enorme verga del albañil. Mientras Ana frotaba gozando el enlace de sus órganos, Ramón empezó a lubricar su recién penetrado ano con la misma baba de su vulva. Sin poder ver, posicionó el consolador en su culo y lo empezó a insertar lentamente, no con mucha facilidad, porque el espacio estaba comprometido con su pene, pero prosiguió. - ¡Ay…ay ¡-, exclamó Ana…-se siente raro, pero riiiico-, gimió. – Te diré que si me gustaría que fuera el Choro-, agregó sonriendo. - ¡Y dale con el pinche Choro! -, contestó Ramón. - ¿Qué lo tendré que traer para que te culee también preciosa? -, agregó. Ana sonrió de nuevo. – ¡Pueeeees! -, dijo. – Quizá no es tan mala la idea -, continuó. - ¡Ay Ramón, siento como que me cago!-, dijo Ana. -¡Nnnnnooooo! -, gritó Ramón, carcajeándose, recordando aquella vez que Ana se defecó en su pene en sus años de locura. - ¡Fue tu culpa!-, exclamó ella, recordando perfectamente el incidente. - ¡Te dije que tenía que ir al baño!, pero ¡no, no, no! El señor tenía urgencia de culear. Se carcajearon una vez más. - ¡Y la muy puta no pudo aguantaaaar! -, profirió Ramón. -Tan hermoso el Choro…ha de estar igual de vergón que su padre -, dijo ella, al rítmico movimiento. - Si la tiene muy ...
    ... grande -, aseguró Ramón. – A lo mejor algún día al calor de unas cervezas se lo planteo y hacemos un trío. No creas que lo veo mucho -, le dijo. Ana empezó a acelerar su ritmo, mientras Ramón aumentaba sus jadeos. Ella había experimentado al menos dos orgasmos mientras que el hacía gala de su habilidad de aguantar. Ella se arqueó hacia atrás, Ramón empezó a frotar sus tetas al tiempo que sentía el sabroso cosquilleo anticipado de una tremenda eyaculación. - ¡Me vengo mamacita, me vengo! – gritó Ramón, haciéndole entender que hiciera lo propio: quitarse, arrodillarse frente a él, poner su cara, abrir su boca y disfrutar de la espléndida descarga. La rutina fue la misma de aquel entonces: Ana se levantó rápidamente con el consolador metido en el culo y este cayó al piso. Tomó la verga de Ramón con su mano derecha, empezó a lamerla por debajo cuando salió la primera pulsación. Rápidamente, Ana arropó con su boca la verga del albañil, mientras un abundante torrente de semen la empezó a llenar. Era tanta la cantidad como Ramón había anticipado, que no podía tragarlo. Se ahogaba, le salía por la boca, tosía e incluso ¡le salió por la nariz!. Extasiado, Ramón veía aquella revoltura burbujosa de semen y saliva correr hacia abajo por sus muslos, mientras ella devoraba lo que le era posible, lamiendo sus testículos y atrapando con su lengua el ya débil torrente. El orgasmo llegó a su fin. Ana continuó lamiendo el pene de Ramón, pero notó que, curiosamente, su erección no cedía. - Así es ...
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