1. Venganza


    Fecha: 12/04/2018, Categorías: Incesto Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... abrir la puerta lo que no me esperaba era encontrarla a ella en pelotas con las piernas abiertas y sobando sus tetas y su coño. Tan solo me dijo "¿Te gusta tu regalo, cariño? ¡Soy tuya para siempre, mi amor!".
    
    La besé y la abracé con ternura, quería que con ella fuese distinto que con las otras dos putas. A esta le iba a dar mi amor, si ella lo aceptaba.
    
    Me he "tragado" un par de esas pelis que os gustan a los tíos. Nunca he hecho nada de esto pero intentaré hacerlo lo mejor posible.
    
    Comenzó a quitarme la ropa lentamente, y mientras lo hacía pasaba sus manos sobre mi pecho, sobre mi abdomen, hasta llegar a mi polla, que ya se encontraba dura como el hierro. Se arrodilló y me la besó suavemente, recorriéndola con sus labios mientras que con la mano que le quedaba libre me acariciaba los huevos. Lamió hasta llegar al glande, en el cual se recreó largo rato, y posteriormente se la engulló toda. Se notaba que lo estaba haciendo todo de memoria, pero no estuvo nada mal para ser su primera vez.
    
    La detuve, hice que se incorporara y la besé con dulzura. Bajé hasta sus enormes y duras tetas, y comencé a mamarlas con suavidad y delicadeza. No pudo evitar el comenzar a suspirar y gemir del placer que sentía en sus pezones, y su coño empezó a volverse caldoso. Como he dicho con ella quería que fuera distinto, quería que gozara al máximo y sufriera lo mínimo, por lo que me decidí ha hacer algo que nunca había hecho con las otras dos; le iba a mamar el coño. Restregué mi mano ...
    ... por su coño durante unos minutos de forma lenta y suave. Busqué el clítoris y con la yema de los dedos lo magreé, consiguiendo que su chocho se encharcase totalmente.
    
    ¡Ay... pero qué me estás haciendo mi amor... para... aahh... para, por favor... que me desmayo...!
    
    No hice ni el más mínimo caso y seguí llenándola de placer. Metí la puntita del dedo índice dentro del coño, con cuidado de no hacerle daño, y comencé los lengüeteos en el clítoris. Y en ese mismo instante le sobrevino su primer orgasmo. Temblaba y sudaba a mares. Dejé el pezón y la virginal gruta y volví a su cara. Se me comió a besos y me dijo lo feliz que la estaba haciendo.
    
    ¡Hazme lo que desees... quiero que me folles el coño y el culo... que me bañes con tu leche... que me rompas por todos sitios... te quiero, quiero ser tuya ahora!
    
    Realicé sus deseos con la máxima delicadeza de la que fui capaz. La desvirgué por el coño y por el culo, y no fue un impedimento para ella el tragarse mi leche tras haber tenido mi cipote dentro de su trasero. Fue un polvo de esos que hacen época. Durante un largo rato estuvimos tumbados desnudos, abrazados el uno al otro. Luego me confesó:
    
    Sé que te follas a mi madre. Hace un par de años os ví, pero no os disteis cuenta de mi presencia. Vi cómo se la metías por el culo de golpe, cómo la jodías hasta correrte dentro. Me cabreé mucho, pensé que me habías traicionado, pero cuando recapacité, cuando recordé cómo esa perra lloraba del dolor, cómo se humillaba ante ti... ...
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