1. Venganza


    Fecha: 12/04/2018, Categorías: Incesto Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... encender la videocámara, colocarla en la modalidad nocturna y enfocar con el zoom hacia las dos siluetas que se observaban en la oscuridad me llevé la mayor alegría de mi vida. Aunque la claridad de la imagen no era la ideal (esto ocurrió más o menos hace diez años, para que os hagáis una idea) se podía distinguir perfectamente los rostros del hombre y la mujer que se encontraban allí, y lo que estaban haciendo. Eran la cabrona de mi tía y D. Eladio, un empleado de la empresa de mi abuelo, y no estaban precisamente jugando a las cartas. Más bien a "esconder la salchicha", como digo yo. Grabé con todo detalle el espectáculo que me estaban dando sin que lo supieran, pero duró menos de lo que me esperaba. Aquel tío se corrió muy rápido y el polvo apenas duró minuto y medio, pero era suficiente para vengarme al menos de una de las dos putas.
    
    Pasé casi toda la noche en vela. En un primer momento trataba de explicarme la forma en que se habían conocido. No duró mucho ya que no era importante para mí. Lo que sí que era importante era el hecho de que ahora tenía un instrumento de venganza por todos los años infernales que había pasado, y maquinaba en la mejor forma de jugar mis cartas.
    
    Mi primer pensamiento fue ir corriendo junto al abuelo y enseñarle lo que había filmado. Sabía que si no le daba un infarto con las imágenes la echaría de casa inmediatamente. Al menos me desharía de una de dos, pero luego recapacité y pensé que lo mejor era elaborar un buen plan con calma. Si ...
    ... había aguantado toda mi vida en esta situación esperar un poquito más no iba a cambiar nada pero me podía reportar unos beneficios mayores.
    
    Descansé y dormí un poco durante el día, ya que esa noche tenía intención de pasarla con los ojos bien abiertos. Cómo no, la escena se repitió. Sin embargo, al enfocar de cerca con el zoom, me quedé perplejo al observar que uno de los "jugadores" había cambiado. El hombre era el mismo, pero la mujer no. Y la hembra no podía ser otra que la zorra de mi madre. Apenas podía contener mi gozo ¡ahora tenía bien cogidas a las dos! Y por supuesto repitieron las mismas jugadas que con mi tía la noche anterior. Esa fue otra noche que pasé en vela. Las horas se me hacían largas, esperando a que llegase el amanecer. Pero entonces fue cuando se me ocurrió la genialidad. Pensé "¿Qué castigo peor podría haber que el que las echasen de casa? ¡Pues el que sufran lo que yo he sufrido todos estos años!". El camino a seguir era el más lógico: ¡el chantaje!. La única pega era el Sr. Eladio. era un hombre corpulento y atractivo que me podía crear más de un problema, así que me tenía que deshacer de él. Yo no tenía fuerza o poder para echarlo, y tras darle muchas vueltas sólo se me ocurrió intentar manipular al único que sí tenía algún tipo de poder sobre el individuo, o sea mi abuelo, su jefe. La única opción era, por desgracia, también la más arriesgada. De todas maneras ¿qué era lo peor que podía pasar, que el plan saliese mal y en lugar de que estar bajo ...
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