El recepcionista del turno de noche del hostal
Fecha: 13/04/2018,
Categorías:
Hetero
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... como yo, que ni te has dado cuenta de que estaba allí.
“¡¿Pero cómo piensas eso con lo buena que estás?!”, pensé.
- Ni darme cuenta, de verdad -dije a modo de disculpa-. Pero, cuando voy a la playa, es que estoy muy desconectado de todo y muy conectado conmigo.
- Pero no como te conectas aquí. Ahora estabas más serio.
¡Un momento! ¿Qué estaba pasando aquí? Leticia era demasiado perfecta y eso me puso en alerta. No podía ser real así que, por tanto, se estaba yendo la cabeza.
Reponerse, pasar de una vida a una nueva vida, te dispara todos los sensores. Si sonríes, sonríes mucho, si lloras, lloras mucho y, si te encoñas, te encoñas mucho. Pero, lo peor de todo, es lo que cuesta manejar esas emociones. Se puede, porque se puede, pero hay que pasar mucho.
Me pasó estas Navidades por primera vez. Conocí a una chavala que roneó conmigo y pasé la mejor noche que había pasado en mucho tiempo. No hubo ni un solo beso, solo juego, y me desarboló. Me costó pasarme de baboso y sincero con ella para darme cuenta de que tenía las emociones descontroladas. Así que, cada vez que me vengo arriba con una chica, al final siempre me toca templarme. Y, no sé, hay veces que creo que me templo de más: que me estoy perdiendo cosas...
- ¿Tan transparente soy?
- Muy transparente...
En cierto modo me sentí halagado. Al fin y al cabo ser transparente es lo que he decidido hacer con mi vida. La miré a los ojos, tenía que estar seguro. Y su mirada inspiraba confianza y, tal ...
... vez, complicidad.
- ¿Puedo preguntar en qué estabas pensando? -terminó de decirme.
Otra de las cosas que he aprendido es que, hablar de tu anterior pareja, no es buena idea. Y no lo es por dos razones: primero, porque si la chica con la que charlas quería tema, le estarás cortando el rollo de todas, todas. Y, segundo, porque es un freno para ti mismo que te impide avanzar. Si tu ex era el motivo de la reflexión, cuenta directamente la moraleja. Y yo, afortunadamente, la tenía.
- Pues fíjate que andaba pensando en la falta que me hace tener una amiga con la que ir a Barronal. Y, ya puestos a pedir, a San Pedro. Aunque la disfrute tanto, ir a la playa solo es, a veces, un poquito triste...
Me miró la mano, me dio la sensación de que buscaba la marca del anillo. No tengo.
- ¿Vas todos los días? Porque negro estás como para no poder disimular que te estás hartando de playa.
Sonreí.
- No. Mañana toca dormir. Cuando salga del turno cojo el coche, me voy a casa y a llevarme el día durmiendo. Ya, a Barronal. iré el domingo... Y, sí, me estoy hartando de playa...
Acompañé la sonrisa con la que le dije la última frase con una mirada que encerraba algo de nostalgia. Decía algo así como “agradezco todo lo que he pasado porque me ha ofrecido a cambio, entre otras cosas, la paz que me da el mar”.
- Te estás reconstruyendo, ¿No? -me había entendido perfectamente. No dejaba de sorprenderme cómo habíamos conectado-. ¿Cuánto hace?
- En abril del año pasado.
- No ...