El recepcionista del turno de noche del hostal
Fecha: 13/04/2018,
Categorías:
Hetero
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... llega a año y medio. Dos años me costó a mí -contestó.
Cruzamos de nuevo las miradas. Y Leticia me enseñó la tristeza de su mirada y el brillo que, a la vez, tenía porque estaba llena de vida.
- Quedan cosillas -le dije-. Me han dicho que me prepare porque esta fase puede durar mucho. Tu has tardado dos años, una amiga se llevó cuatro largos... Por eso me viene tan bien Barronal, porque allí soy yo: el yo feliz y sano. Aquí, por el contrario, sigo siendo yo pero me toca enfrentarme a fantasmas.
- Un fantasma que te lleve a la conclusión de que necesitas una amiga que te vaya contigo a la playa es un fantasma bien gordo. ¿Ella...?
- No era mar como soy yo -le respondí-. Ni por asomo. Era otra cosa...
Me preguntó con la mirada.
-Rock´n´roll -le contesté.
La charla sobre mi ex fue el preámbulo de la despedida. Pero no porque le aburriera el tema. De hecho hizo aportaciones muy interesantes a mi visión de la historia que, dicho sea de paso, le pareció totalmente acertada. Se despidió porque quería tratar de dormir algo si, por la mañana, quería ir a la playa. Así que, tras darme un par de besos y finalizar con el frecuente “encantada”, volvió a salir de la terraza para perderse tras la puerta que daba al pasillo de su habitación.
Estaba sentado de espaldas a la puerta de su pasillo. Me fumé un cigarro y me levanté para ir a rellenarme el vaso de agua. Salí de la terraza y crucé el hall en busca de la cocina, que estaba en el extremo opuesto.
Al volver ...
... de la cocina fue cuando me di cuenta. Al fondo, en la puerta al otro lado de la terraza, parecía estar atado al picaporte el pareo de Leticia.
“¡Venga ya!”, pensé.
Soy transparente, y tengo que deciros que soy de imaginación perversa, picarona. Vale que esta situación del pareo es propicia para pensar picardías, pero por eso lo digo: porque me gusta ser de imaginación perversa. Es otra cualidad de mi forma ser que me saca a relucir la playa de Barronal y que también tiene que ver en que, esa playa, me guste como me gusta.
Pero, bueno, ¡Al pareo!
Que estuviera allí era una señal, sin lugar a dudas: Una señal que me decía que Leticia estaba desnuda en alguna parte al otro lado de aquella puerta y que quería hacérmelo saber.
¡Gran dilema!
¿Qué haces? ¿Te lías la manta a la cabeza o te quedas en tu sitio? Estás en el trabajo, es un asunto delicado.
Me quedé a la altura del mostrador repasando los pocos pros y los muchos contras de la situación. Por un lado, vivir aquel disparate me apetecía mucho: era una aventura, algo que me haría sonreír. Y tenía muchas ganas de sonreír así. Pero, por otro, me estoy reconstruyendo y, el trabajo, es un pilar bastante serio como para tomárselo a la ligera.
He decidido que hay que vivir la vida. Que hay que subirse a todos los trenes porque siempre habrá tiempo de bajarse de ellos si es lo que pide el cuerpo. Tengo mi vocación profesional orientada hacia otro sitio. Si mi relación con la hostelería terminara aquí y mal, ...