EL DISPARADOR LIBIDINOSO DE MI MADRE
Fecha: 24/04/2018,
Categorías:
Incesto
Autor: Anónimo, Fuente: SexoSinTabues
La idea de verme con ella no me gustó mucho, por la larga jornada de trabajo que tenía, pero accedí. Así que estuve puntual en el bar acordado, y ella no demoró en llegar. Luego de hablar un poco de las trivialidades de siempre, la apuré argumentando que tenía que irme a descansar, de modo bebió de un solo sorbo lo que le quedaba de su trago, como para darse valor, supongo, y comenzó a soltar lo que le estorbaba. -Es que es un tanto incómodo lo que te tengo que decir -dijo. Le dije que no se preocupara, que estuviera tranquila, que podía confiar en mí. Me dijo que hacía un par de días había estado en casa de nuestros padres, que viven solos, de visita, en la ciudad de Arequipa, y que en la noche se había quedado hablando largo rato con mi madre, en compañía de algunas copas de vino, y que en algún momento de la conversación mi madre le dijo que hacía unos días, en la noche, se había asomado al balcón a tomar un poco de fresco, ya que no podía con el calor, y vio por casualidad a una pareja teniendo sexo en una de las habitaciones del edificio de enfrente. Dijo mi hermana, que lo que más asombró a mi madre no fue el acto en sí, sino el darse cuenta que era su vecina Julita, una mujer de más o menos su edad, siendo poseída por un hombre mucho más joven que ella, que bien podía ser su hijo, en palabras de ella. Que la escena la había calentado como hacía mucho tiempo, y aprovechando que papá dormía y tomando sus respectivos recaudos, presenció la escena hasta donde le fue ...
... posible. Mi hermana volvió a ordenar otro trago, y bebió para continuar. Me dijo que mamá le había confesado que tan pronto como abandonó el balcón, se retiró al cuarto de lavado a masturbarse porque no aguantaba tanta excitación. Que luego se había ido a dormir, pero que los fantasmas libidinosos no le permitían conciliar el sueño y tuvo que volver al lavado a masturbarse de nuevo. El caso es que contándole su experiencia a mi hermana, mi madre se desahogó un poco al confesarle que lamentaba que ella no tuviera la suerte que tenía su vecina Julita, y que no pudiera tener una faena de sexo como la que había tenido Julita. Mi hermana, con algo de vergüenza, le había preguntado si es que ella y papá no… pregunta a la que mi madre respondió con un largo suspiro y el posterior: “No, hija, con tu padre hace ya mucho tiempo que no tenemos nada de joda. Hace por lo menos unos cinco años, debido a sus problemas de hipertensión”, terminó de decir con cierto dejo de resignación. Y cuando pensé que ya había terminado de decirlo todo, como una mera anécdota, mi hermana me dice que luego mi madre le había preguntado a ella que si vería con malos ojos la posibilidad de que mi madre tuviera alguna aventura amorosa, pues aún se sentía joven y con todas las ganas de sentirse aún amada y de amar, y que no concebía la idea de cerrar por completo las puertas de su vida sexual, porque aquella escena lujuriosa le había encendido de nuevo la chispa del deseo, como para resignarse por completo a vivir sin ...