EL DISPARADOR LIBIDINOSO DE MI MADRE
Fecha: 24/04/2018,
Categorías:
Incesto
Autor: Anónimo, Fuente: SexoSinTabues
... -Ja. No me digas que ya te fueron con el chisme. No debí de abrir la bocota que me gasto. -Sí, me fueron con el chisme y está bien –le dije tomándola de la mano para tratar de disipar su ofuscación-. Créeme que te entiendo porque yo seguramente haría lo mismo en tus zapatos. -Que harías qué, Alejito –dijo ella frunciendo el ceño. -Ay, mamá, no te hagas la que no sabes nada porque no te queda nada bien. Mira –me acerqué y acaricié su mano que no había dejado de soltarla-, yo te entiendo, comprendo tu situación porque la he estado pensando y déjame decirte que yo también estaría tentado a hacerlo… el tema es, ¿si tú estás dispuesta a buscar esa posibilidad? Mi madre se quedó callada por un momento, quizá sorprendida por lo que conocía de su situación, sin dejarme de mirar por un instante. -Sabes, créeme que lo he pensado muy seriamente –dijo luego-, y aunque me siento un poco frustrada por no poder sentirme viva en todos los aspectos, lo reconozco, no sé si en realidad sea una buena idea hacerle esto a tu padre, porque no se lo merece. -Pero tampoco puedes resignarte a complacerte a ti misma, a clausurar del todo tu realización como mujer. Mi madre hizo un gesto de incredulidad, torciendo la boca y la frente de forma graciosa. -¿Será? Yo asentí, y le ratifiqué mi apoyo, y le hable del servicio de compañía para mujeres, cosa que a ella le produjo mucha gracia, y hasta se puso roja, porque no podía creer que su propio hijo le estuviera asesorando con ayudas sexuales. Ella no ...
... estaba segura de que eso fuera lo mejor en dicho caso, asustada por el tema de las ETS, pero yo le tranquilicé diciéndole que estos hombres eran muy cuidadosos con esas cosas, porque su clientela así se lo demandaba, tratándose de mujeres de estrato medio alto. Ella me dijo que prefería a alguien que conociera, y que fuera de su confianza, pero era consciente que el compromiso con alguien conocido tenía su alto riesgo de por medio. Harta de especulaciones, me pidió que me acercara para darme un abrazo en agradecimiento por todo lo que estaba haciendo por ella, y me dijo que dejáramos hasta ahí el tema y que nos dispusiéramos a disfrutar de la noche. -Ahora ordéname más bien otro trago –dijo de buen ánimo-, y tú te levantas y vas y sacas a una de las niñas que se encuentran en aquella mesa –dijo enseñándome con los ojos una mesa al otro lado del salón, donde estaban cuatro chicas-, y te la llevas a bailar. -De ninguna manera –dije-, por una sola razón: y es que ya tengo pareja, que dicho sea de paso, ninguna de las chicas de allí le calzan un zapato en cuestión de belleza –y le pasé veloz mi dedo índice por su pequeña nariz, mientras ella respondía a mi sonrisa con la suya. -Gracias, mi amor, por tantas flores, pero deja a un lado la caballerosidad y ve a bailar. -Si tanto te importa, en ese caso lo haré con mi pareja, así que vamos –y tomándola de la mano descendimos al primer piso y ella se dejó llevar hacia el lugar más apartado y solitario de la pista, adonde nos dispusimos a ...