EL DISPARADOR LIBIDINOSO DE MI MADRE
Fecha: 24/04/2018,
Categorías:
Incesto
Autor: Anónimo, Fuente: SexoSinTabues
... preavisado, pero me pareció que mi madre buscaba verse más juvenil y radiante, y mucho más deseable como mujer a pesar de sus 58 años. Y entonces, como si nunca me hubiera dado cuenta, encontré en ella a una mujer hermosa, simpática, y tuve que admitir que también deseable. Tal parecía que lo de darse un nuevo aire y revitalizar su vida iba muy en serio. Mi plan consistía en invitarla a salir, y poco a poco ir tratando de pisar el terreno que ya tenía recorrido con Teresa, a fin de darle a conocer mi posición. De modo que le pedí que descansara en la tarde, que yo le cubriría, para que ella estuviera dispuesta en la noche. Después de la cena los invité a salir, a sabiendas que mi padre no aceptaría, pues ya no gusta de salir, y mi madre aceptó complacida. Mi relación con ella siempre ha sido buena, somos buenos amigos y nos tenemos mucha confianza. Después de un baño, mi madre se cambió de ropa y se puso un conjunto de jean claro, sandalias, y una camisa floreada que le daba su apariencia juvenil. No porque sea mi madre, pero es una mujer hermosa, tiene ojos color miel, es de 1. 66 de estatura, tiene cuerpo normal, ni es gorda ni delgada, se pinta el cabello de color castaño, y lo que más me gusta de su cuerpo son sus senos, pues se le ven pronunciados. Decidí llevarla a un malecón, a las afueras de la ciudad, con la intención de que pudiéramos estar tranquilos y no muy expuestos a caras conocidas. El lugar era ideal, con la rumba en la primera planta, y en la segunda ...
... acondicionada para beber algo en un ambiente mucho más tranquilo. Ordenamos algo de trago y comenzamos a hablar de cosas del trabajo y de los nenes, por los cuales se derrite. Se encontraba muy animada, y a menudo movía los hombros al compás de la canción sin dejar de sonreír. En algún momento, aprovechando que había un balcón donde se podía observar a través de una ventana lo que ocurría abajo, mi madre y yo nos acercamos y contemplamos las parejas bailar. Sonaba merengue dominicano y algunas parejas se contoneaban sugestivamente al compás de la música. Entonces ella, que no había dejado de moverse por el ritmo pegajoso, dijo algo que me dio pie para sembrar mi terreno. -Tan bonito que aquel hombre –dijo indicando un moreno acuerpado- acoge a su pareja en sus brazos –y soltando una risa pícara, añadió-. Ya quisiera ser ella para que me agarrara de ese modo. Yo la miré fingiendo sorpresa. -Cómo así, mamá, ¿y no te has puesto a pensar lo que pensaría tu señor esposo? -Ay, mijo, si supieras cómo va el agua por el río. -¿Acaso tú serias capaz de jugarle una infidelidad al viejo? Ella se me quedó mirando, y esbozando una sonrisa tristona, dijo: -Yo a tu padre lo amo mucho, y lo sabes, pero hay cosas que muchas veces se nos escapan de nuestro dominio, ¿no crees? -Así es –reconocí-, por eso somos seres imperfectos. Y perdóname si soy un poco crudo, mamá, pero tal vez por eso quieres rehacer tu vida… sin la participación de papá. Ella me miró intrigada, y su rostro se mostró malhumorado. ...