1. La profesora de autoescuela


    Fecha: 30/04/2018, Categorías: Masturbación Autor: bimont, Fuente: CuentoRelatos

    ... falda siguieron los pantis y después poco a poco las bragas. A pesar de la posición, casi sin doblar las piernas, en ningún momento perdía su porte, impresionaba la elasticidad de su cuerpo, cuanto descendían sus manos, más en pompa ponía el culo y sus generosos pechos se bamboleaban. Cuando quedó completamente desnuda, realizó un giro sobre sí misma, mostrando su desnudez como si enseñara la mercancía a un posible comprador.
    
    —Te gusta estar desnuda, estar expuesta así para nosotras. ¿No es así? —le dijo Adela.
    
    —Sí.
    
    —¿Con qué propósito?
    
    —Para lo que queráis.
    
    —Está bien —Adela me invitó y sutilmente fui deslizando las manos explorando su cuerpo, tetas suculentas y señoriales, su culo de buen tamaño, maduro, pero con nalgas prietas que bastaron elevarlas un poco para mostrar el agujero marrón que protegían, su vientre plano, pasé los dedos por el montículo de su pubis, aunque recortado en forma de triángulo con vello abundante. Adela le pidió que se le acercase. La cara de Adela quedaba a la altura de su vagina.
    
    —Te estás emocionando. Ábrete para mí —Lentamente abrió sus piernas.
    
    —Te puedo oler. Ya estás mojada y apenas te hemos tocado.
    
    —Yo... Sí sí... ya estoy mojada.
    
    —Tienes un coño muy bonito, creo que lo veo necesitado.
    
    Deslizó un dedo y metió un segundo dedo mientras le decía —estas caliente, ¿eh perra? —saco los dedos empapados en sus jugos y se los metió en la boca, chupándolos con pasión.
    
    —Ahora vas a frotarte para mí.
    
    —No..., por ...
    ... favor.
    
    Dándole instrucciones, con palabras picantes, calientes, todo un testimonio de obediencia y humillación, separó las piernas, y con una mano se frotó masturbándose, tensó las piernas y cerró los ojos, continuó frotando en círculos, presionando, concentrándose en su placer. —Diosss… Mmmm —gemía mientras aceleraba sus acometidas. De pronto, sin dejar que llegara al orgasmo, tiró de su mano.
    
    —Ay... oooh… mierda.
    
    —Sin prisas querida Marta —Por detrás le puse una mano en el estómago para sujetarla, mientras con la otra le agarré el pelo y echándole la cabeza hacia atrás. Cuchicheé en su oído. —Ese «para lo que queráis» me ha gustado oírlo.
    
    Se sorprendió cuando Adela con la palma de la mano, le golpeó un par de veces su coño, no lo suficiente como para causarle dolor, más quizás como recordatorio de su pronta sumisión y presagio de lo que podía ocurrir aquella noche. —¡Ahh....Mmhm...! —Con las manos en su cintura le dio la vuelta y una mano hizo contacto golpeando de nuevo ahora las nalgas. Acercándome, apreté mi cuerpo desnudo al de ella, su pubis se agitó cuando jugué con un dedo entre su vello y lo dirigí a sus hinchados labios vaginales y gimió de nuevo, arqueando la espalda, deslicé ese dedo dentro, hizo que su coño se apretara. Una súplica más.
    
    —Ohhh joder... joder, por favor.
    
    —¿Te gusta esto, Marta? ¿Por favor qué?
    
    —Oh... Dios, por favor, estaba cerca... por favor, ¿cuándo podré correrme?
    
    —Nos gusta verte suplicar. Aún no te lo has ganado. Pero no ...
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