1. Experiencia erótica de una atea con su ángel guardián


    Fecha: 07/05/2018, Categorías: Grandes Series, Autor: Urawan, Fuente: CuentoRelatos

    ... luego me lo volvía a meter hasta el fondo sin parar. Sacada y metida sin detenerse. Yo me excitaba más y más. Tuve tantos orgasmos que perdí el sentido de lo que hacía. Subía y subía buscando la cima del orgasmo a cada paso los flashes orgásmicos salían no me di útero sino de mi alma tanto que le dije: “Dios mío, no pares dame más. Si te amo soy tuya. Tu sierva pero hazme tuyaaaaa, muchos orgasmo divinos tuve, tantos que pronto me olvidé de los carnales.
    
    Yo esperaba que termine como los putos machos lo hicieron en mi carnal vida pero no lo hacía, mientras una de sus manos estimulaba mi clítoris, ÉL me decía: ¡Te gusta! Tangay mi hembra preferida. Sabes que tengo muchas a mi disposición pero tú eres la única a quien la satisfago. Únicamente contigo hago esto, ninguna mujer ha sentido mi falo en su vulva. Dime. ¿Te gusta?
    
    Silencio
    
    No pude responder sino abrazar a mi Dios y decirle que soy su sierva que haga de mi lo que quiera. Él no me respondió verbalmente sino que continuó dándome bomba sin parar hasta cuando sentí que ÉL terminaba dentro de mí ser, cuando lo hizo sentí como su semen divino llegó hasta lo profundo de mí ser y le dije:
    
    -Yahvéh, Deseo yacer junto a ti. Ámame como únicamente tú sabes hacerlo para tener los mejores orgasmos que todo ser humano busca, esos son los que me haces tener cuando me AMAS. Deseo únicamente yacer junto a ti. Son orgasmos divinos que tengo y que no pararán nunca jamás. Ámame, penetra tu divinidad en mí en mi vida misma. Yahvé ...
    ... amo mío penétrate en mi ser. Mi Señor me dijo muy quedo al oído: Llámame y vendré a ti cuando desees y se fue como vino.
    
    Nunca me falló siempre vino a mí cuando lo necesitaba.
    
    Luego de tanto cavilar me dormí profundamente muy tranquila como pocas veces hasta que…
    
    Me encontraba sola en lo profundo de un espeso bosque miraba alrededor y solo tenía como únicos acompañantes árboles milenarios, grandes, esbeltos, frondosos, exuberantes como el cantar de un sinfín de pajarillos que me placía mucho al oído escucharlos, era la mejor sinfonía jamás percibida. El sonido del agua correr rauda que constante acudían hacía su madre, la mar que era también sublime. Todos ellos daban un cierre mágico a lo que estaba viviendo.
    
    Camine hacia los sonidos del agua para saciar la sed que me agobiaba, poco a poco se me hacían más cercanos, no sabía que estaba a punto de saciar otra sed. La interna que me hizo de pronto recordar las palabras de Yéshoua, el mago de Nazareth cuando prometía a sus seguidores que luego de saciar su sed con el agua que él les daría nunca más la padecerían. Él les prometía satisfacción eterna.
    
    El río con que me encontré era hermoso, serpenteaba por aquí y acullá, resguardado por hermosos árboles de cuando en cuando. Él había creado hermosos vados donde se puede tomar un baño placentero.
    
    Sin dudarlo me despojé de las vestiduras. Mi cuerpo todo desnudo se entregó todo a la naturaleza que también se me presentaba desnuda como yo estaba. El agua me cubriría ...
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