Experiencia erótica de una atea con su ángel guardián
Fecha: 07/05/2018,
Categorías:
Grandes Series,
Autor: Urawan, Fuente: CuentoRelatos
... satisfacción porque está amoldado a ti, está hecho a tu medida. Ya sabes su nombre. No copularas con él como has hecho con otros humanos con él será muy diferente ya que conocerás el verdadero sexo creado por MÍ. Yacerás junto a él y se amarán con erotismo. La cópula es la unión carnal simple sin bendición divina. Carne yuxtapuesta nada más; con él vas a tener una relación erótica y divina que es la máxima expresión del amor sensual que estoy bendiciendo esta noche. Tangay amor de mis amores. Te amo.
-¿Qué dices? ¿Qué me amas? Peero… no me llamo Tangay, soy Miriam.
-Calla. Te amo como amo a todos los seres del mundo, antes tenías un lindo nombre no lo niego. Miriam como la madre física de Yéshoua, el redentor de la humanidad por mi enviado, mi expresión misma pero de hoy en adelante serás Tangay. Así te llamarás únicamente para mí.
En mi mente retumbaba el nombre por primera vez escuchado:
¡Tangay! ¡Tangay! ¡Tangay! …
Me gustó mucho que me llame así: Tangay, eso me tranquilizó.
Poco a poco el poder que me sujetaba se fue esfumando, empecé a sentir que ya podía moverme al mismo tiempo sentí que una gran tranquilidad suprema, sublime, excelsa, noble, prodigiosa que cundía por doquier, me embelesaba y se apoderaba de mí y de todo lo que me rodeaba. Nunca me había sentido así de tranquila. Tenía una completa PAZ. Seguramente DIVINA pero todavía no la aceptaba como real sino como un simple sueño.
No puedo decir que tiempo pasó, me parecía que el tiempo ...
... terrenal no contaba para mí. Ya libre de mis ataduras. Reviví la experiencia que tuve, trate de darle una explicación científica pero no pude hacerlo, era demasiado grande lo vivido y sentido para darle una explicación que se amoldase a mis requerimientos científicos.
Yo, escogida por él Dios que no creo y en quien nunca creí, porque es la creación del humano para explicarse lo que no se puede razonar, para tratar de entender lo que no se puede entender. Dios no creó al hombre, lo contrario es lo correcto me repetía a mí misma como para convencerme de que no había nada de especial en la experiencia que había vivido. No puede ser. Todo es mental, me decía. No es verdad. Todo es fruto de mi mente. No puede ser, continuaba repitiéndome. Conocía y había leído mucha literatura religiosa, como historias de seres que amaron con una fuerza no explicable expresando su gran convicción de ser siervos de Dios en él que ellos creían pero yo no; sin embargo algo hizo que en mi mente comenzaran a circular las biografías de grandes místicos que tuvieron éxtasis divinos por su amor a Yahvé. San Agustín de Hipona, Teresa de Ávila, Fray Luís de León, Juan de la Cruzm Hidelgarda von Wigen y tantos otros más que pasaron por mi mente, pero en eso de aceptar sus experiencias místicas y tomarlas como verídicas, no y no; en esas circunstancias, recordé el poema de una monja de claustro que allá por 1930, escribió su vivencia con Yahvé.
Cristina de Arteaga es su nombre. Su poema se quedó grabado en mi ...