1. Yo no quería ser "putita"


    Fecha: 13/05/2018, Categorías: Incesto Autor: Vanessa0022, Fuente: SexoSinTabues

    ... su mano y yo me senté a un lado de él en su cama, mirando como una mujer le hacía “sexo oral” a un hombre. Yo no aprendía de esto en la escuela, obviamente. ¿Cómo me iba a imaginar que era algo aparentemente normal? Orina con su pene; ¿por qué querría yo tenerlo en mi boca? Sí, claro que sabía que el hombre introduce su pene en la vagina de la mujer y eso es el sexo y así nos reproducimos como mamíferos, pero esto era otra clase de “sexo”. Solo por placer. No tenía ningún otro fin. Mi tío sacó su pene y empezó a tocarlo. Yo quité su mano y lo empecé a masturbar. Ya me gustaba masturbarlo. Aunque yo me reprimía solo apretando mis piernas, me encantaba ver su cara vulnerable al placer. Me puse de rodillas en la cama para poder inclinarme a escupirle, como a él le gustaba. Le escupí dos veces; a la tercera, él me empujó un poco de la cabeza y así tuve la cabecita de su pene en mi boca. Me alcé para verlo, desconcertada. Y entre jadeos y con voz cortada, él dijo: por favor, Vane. No pude decirle que no. Regresé la punta de su pene a mi boca, mientras volteaba a ver en la pantalla como lo hacía la chica, pero ella lo estaba metiendo todo a su boca y yo no quería hacer eso. No me iba a caber, y aunque cupiera, no quería. --No los mires a ellos, mírame a mí. –dijo, mientras apagaba el televisor. --No sé hacerlo. --Yo te digo cómo… Saca la lengua y pásala por la cabecita. Así, Vane… empieza a meterlo poco a poco a tu boca, chupándolo como una paleta. Así, sí, primero la cabecita. ...
    ... Qué rico, Vane… Ahora un poco más. Así, así, preciosa… Como paletita, Vane. Cuidado con los dientes, abre un poco más la boca… Así, sigue así, no pares, bebé… No es necesario que pares para tragar saliva, deja caer toda tu saliva. Entre más saliva, más rico… Ay, bebé, qué rico chupas. No pares… Ayúdate con la mano abajo. Así, así… Como cuando me masturbas, solo persigue tu mano con tu boca… Así, Vane, así… Eso duró unos minutos. Vinieron los espasmos y el chorro salió hacia mi garganta. Yo me atraganté un poco y me quité de inmediato. No pude evitar tragar algo, pero escupí casi todo. Él reía, se levantó por pañuelos para limpiar y limpiarme. Me besó la boca, mientras me decía que era hermosa y me daba las gracias. Al siguiente día, regresó a mi habitación, y siguió regresando. Así como fui tomando confianza para masturbarlo, empecé a adquirir confianza para chupársela. Me fascinaba ver cómo se corría, sentir su semen en mi boca, en mis senos, en mi cara. El sabor no me gustaba, solo la sensación. Si caía en mi boca, yo lo escupía. Una noche se la estaba chupando enérgicamente, pero se arruinó el momento con las palabras: --¿Te gusta chuparla, Vane? --Sí, tío, me gusta. --¿Te gusta mi verga? --Sí, me gusta tu pene. --Di que te gusta mi verga. Llámale verga. --Ok, tío… Sí, me gusta tu ve. verga. –Batallé para decir a palabra. --Así, putita, chúpamela. --¿Por qué me dices así? --Es de cariño. --No, no me gusta. No soy ninguna putita. Solo hago esto contigo. --Es de cariño, Vane. ...
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