1. La historia de Claudia (18)


    Fecha: 24/05/2018, Categorías: Incesto Autor: señoreduardo, Fuente: CuentoRelatos

    ... Claudia, después de la paliza recibida, se había deslomado durante varias horas haciendo una limpieza a fondo y ocupándose también de lavar y planchar una buena cantidad de ropa.
    
    Cuando Inés entró al living llevando de un brazo a la cachorra que cargaba sus dos maletas, Amalia se adelantó a saludarla con la mirada puesta en la sumisita.
    
    —Ésta es la otra, Amalia, ¿qué te parece? –y soltó a la cachorra alejándola un poco.
    
    La vieja dio una vuelta lenta y completa alrededor de la jovencita, con mirada apreciativa que detuvo especialmente en el culo, y dijo:
    
    —Es muy bonita, señora Inés, hacen un buen dúo con Claudia.
    
    —Sí, ¿verdad? Además de mucho placer estas perras van a darme muy buenos beneficios. Y a propósito, Amalia, ahora vamos a hablar un poco más sobre eso.
    
    —Cuando usted quiera, señora Inés. –contestó la mujerona y a pedido de la peluquera llevó a Laura a la habitación de servicio para que acomodara sus cosas, con la instrucción de que después la hiciera desnudar y la trajera de regreso.
    
    Claudia, que había permanecido junto a la mesa principal con la cabeza gacha y las manos atrás, se acercó a Inés, se arrodilló y le besó la mano:
    
    —Buenas noches, Ama. –dijo.
    
    —¿Cómo te portaste, esclava?
    
    La joven le contó entonces que Amalia la había castigado por haber roto un plato.
    
    —Hizo muy bien. –fue la fría respuesta de su Ama.
    
    Mientras tanto, en la habitación de servicio, la cachorra ponía su ropa, los libros y los materiales de estudio en el ...
    ... placard, urgida por la vieja que se impacientaba por verle el culito al aire.
    
    —Ahora desvestite. –ordenó cuando por fin Laura terminó de vaciar sus maletas y la mochila.
    
    La sumisita vaciló un poco, por la vergüenza que sentía de quedar sin nada ante esa mujerona de aspecto intimidante a la que acababa de conocer. Amalia quiso imponerle su autoridad de entrada y entonces le pegó un bofetón.
    
    —¡A mí se me obedece, nena! ¡¿Entendiste?! ¡Vamos, desnudate de una buena vez!
    
    Laura, con los ojos llenos de lágrimas por la fuerza del golpe, que le había dejado marcados los dedos de la vieja en la mejilla izquierda, se quitó las zapatillas, el jean y la remera en ese orden, manteniendo los ojos clavados en el piso.
    
    Amalia la miró de arriba abajo y después le ordenó que se diera vuelta:
    
    Cuando la cachorra lo hizo, la vieja estuvo un largo momento mirando y admirando esas nalguitas tan apetecibles mientras se pasaba la lengua por los labios.
    
    "Perfecto... un culito perfecto para darle unos buenos chirlos..." –se dijo y adelantó su mano para palpar tan tentadoras redondeces.
    
    Sobresaltada por el inesperado contacto, Laura salió lanzada hacia delante y dio de frente contra una de las puertas del placard. Amalia entonces se adelantó y tomándola con fuerza de un brazo con la boca pegada al oído de la sumisita le dijo amenazante:
    
    —No vuelvas a hacer eso, nena estúpida... No vuelvas a ponerte arisca conmigo porque te vas a arrepentir, ¿me oíste?
    
    Laura, asustada, pidió ...
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