La historia de Claudia (18)
Fecha: 24/05/2018,
Categorías:
Incesto
Autor: señoreduardo, Fuente: CuentoRelatos
... nido de la cachorra y como había hecho anteriormente con Claudia obligó a la esclavita a que se los limpiara con la boca.
Ubicada entre ambas, se deleitó un instante observando excitada el contraste entre los culos de ambas esclavas: amplio hasta la exuberancia el de Claudia; deliciosamente perfecto en su pequeñez el de Laura. Empuñó entonces el taladro, se colocó entre las piernas de la cachorra y con una sonrisa lasciva le apoyó la punta del pene en el orificio anal, para después presionar un poco como si fuera a meterlo. La esclavita movió las caderas mientras de su boca escapaba un largo gemido. Inés emitió una risita burlona y movió el dildo hacia la concha de su perra, entreabriéndole los labios y dejando que el pene artificial permaneciera quieto en la entrada del sendero.
—Ama... por favor... por favooooor... –murmuró Laura derretida de calentura.
—¿Por favor qué, cachorra puta? –preguntó Inés retirando el dildo.
—Métamelo, Ama... métamelo...
—Te lo voy a meter si yo quiero, perra calentona, y no porque vos me lo pidas. –respondió Inés y concentró su atención en Claudia. Volvió a tocarle la concha, que seguía chorreando, y metiéndole allí la punta del dildo, le dijo burlona:
—Vos también estás caliente como esta otra, ¿eh?... Son dos reverendas putas, eso es lo que son... –y metió un poco más el pene artificial oprimiendo el botón que lo convertía en vibrador. La esclava corcoveó lanzando un prolongado gemido y se sintió morir cuando su Ama detuvo el ...
... mecanismo y retiró el dildo mientras se ponía reír a carcajadas. Estaba sometiendo a sus esclavas a una cruel tortura sicológica y disfrutaba con sadismo de ese divertimento. Cuando se cansó de atormentarlas las hizo a un lado bruscamente y se tendió de espaldas entre ambas, que lloriqueaban con las mejillas ardiéndoles de calentura insatisfecha.
Claudia miró a su Ama y se dijo que lucía muy bien a pesar de sus cincuenta años. Tenía el cutis aún lozano y la piel de su cuerpo se sentía suave al tacto. Los pechos no muy grandes se mantenían firmes y esos pezones oscuros, erectos y duros atraían los deseos de su boca. Sin esperar orden alguna se fue inclinando lentamente, con ganas y a la vez temerosa de que el Ama la dejara sin nada si ella se atrevía a tomar la iniciativa. Inés advirtió lo que su perra quería, y deseosa de sentir en sus tetas el hocico y la lengua de Claudia se las ofreció diciéndole:
—Ahora chupámelas, esclava, y mientras lo hacés, la cachorra va a darme placer con esa hermosa maquinita... –y le dijo a Laura:
—Vamos, tomá eso y cogeme, perrita...
Le indicó rápidamente los tres botones de distintos colores que servían para accionarlo, hacer avanzar y retroceder el cilindro de metal y para poner en marcha el vibrador, y después abrió sus piernas.
Mientras Claudia ya sorbía y lamía sus pezones, vio cómo Laura empuñaba el taladro y se lo acercaba a la concha, que sintió hambrienta y chorreando flujos. Antes de usarlo con su Ama, la esclavita probó ...