1. Alas rotas.


    Fecha: 15/09/2021, Categorías: Infidelidad Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... decírmelo amablemente y yo me iba para mi casa sin malos rollos. Empecé a dudar de todo lo que él representaba mientras recuerdos de él estando a mi lado, apoyándome, se acumulaban en un remolino de pensamientos que no me dejaban moverme.
    
    Cuando pude reaccionar recordé que Margarita estaba esperándome en el segundo piso, así que decidí ir a buscarla y decirle que me tenía que ir a mi casa. Estando en el segundo piso, el cual tenía todas las luces apagadas, vi una habitación entreabierta que me invitaba a entrar. Entre más me acercaba escuchaba a Margarita pronunciar mi nombre seguido de una frase ininteligible. Abrí la puerta lentamente y vi a dos figuras en la cama acariciándose.
    
    -Daniel, no te vayas a aprovechar, que estoy ebria ¿Eh?- dijo Margarita a la figura de un hombre parecido a mí, que no decía nada.
    
    Pude ver con la poca luz que se colaba por la ventana, originada por las luces del jardín, a Margarita acariciando a ese misterioso hombre que cada vez se parecía más a mí, solo que este no temblaba cuando estaba cerca de una mujer. La figura la acariciaba y lentamente acercaba sus labios a su cuello, para luego besarlo con ternura y hacerla liberar un pequeño gemido. Ella reposaba sus manos en su pecho con intención de detenerlo, pero se notaba que no quería que parase, quería más.
    
    -Daniel... Espera...- yo tenía ganas de detener esa escena, decirle que ese no era yo, pero los nervios y el impacto de verla sucumbirse a las caricias de ese ser me prohibían ...
    ... moverme.
    
    Lentamente el ser misterioso la fue desnudando, mientras la besaba con delicadeza. Margarita le ayudaba a desnudarla mientras respondía a sus caricias con besos y toqueteos. Estando ella en ropa interior, la recostó sobre la cama y se quitó el pantalón, lanzándolo frente a la puerta, quedando frente mío. Eran pantalones marrones para adulto mayor. Eran de la misma marca que los míos. Mismo color. Misma talla.
    
    -Ahora sí, demuéstrame que soy hermosa...- dijo con una voz erótica soltando pequeños gemidos.
    
    El hombre misterioso agarró sus senos con una mano y con la otra bajó su tanga, todo esto sin dejar de besarse. Bajó hasta estar frente a su vagina y por la oscuridad no pude ver bien lo que hizo, pero seguramente era un experto en ese tipo de trabajos, ya que Margarita tuvo que agarrarse de la almohada con fuerza mientras intentaba ahogar los gemidos que podrían despertar la curiosidad de más de uno. Estuvo varios minutos lamiéndole la vagina, haciendo que muriera y volviera a renacer.
    
    -Penétrame, por favor...- dijo casi susurrando.- Daniel, métemela...
    
    Ni corto ni perezoso, el hombre se puso de rodilla entre las piernas de Margarita e introdujo lentamente su cipote. A cada centímetro dentro, Margarita gemía más fuerte. Cuando la tuvo adentro completamente se agachó para lamerle los pezones, y empezar un mete-saca despacio, que fue acelerando cada vez más. Yo lloré, lo admito. Me encantaba Margarita, pese al poco tiempo que llevábamos conociéndonos, la ...
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