De empleado a jefe, de novio a soltero
Fecha: 24/09/2021,
Categorías:
Infidelidad
Autor: arribayabajo, Fuente: CuentoRelatos
... libre y poder desabotonar la blusa de mi jefa. Casi podía imaginar los pezones parados y rosas de ella, así que dejé el celular en el escritorio mientras mi novia hablaba y mientras mi jefa comía mi verga y la dejaba lista para lo que seguía, yo saqué sus senos y los manoseé como si fuera el primer par de tetas que tocaba.
Sus labios comenzaron a hacer sonidos deliciosos mientras mi pene entraba y salía de su boca, me encontraba listo para continuar y dentro de mi, yo sabía perfectamente lo que sucedería y es que tenía tal maestría con sus labios que si no me detenía, terminaría corriéndome irremediablemente en su cara.
Fue así como dije en voz alta: Me encantaría dejarme venir en tu cara, pero primero voy a divertirme con tus nalgas.
Pareciera como si hubiera pronunciado palabras mágicas; al unísono se dejaron escuchar sendos gemidos, uno proveniente del celular, y otro proveniente de mis testículos.
Ellas me preguntaron al mismo tiempo: ¿cómo me la quieres meter? Mi jefa se levantó y se volteó, poniendo su enorme culo en mi verga parada y humedecida por sus labios mientras yo bajaba salvajemente su pantalón de cuero ajustado que ya dejaba ver por encima la marca de su vagina, delatando un pequeño rastro de humedad que hacía evidente gracias a que el color de dichos pantalones se oscureciera en su entrepierna.
Te voy a penetrar como a una perra.
Fue otro enunciado que yo nunca diría, pero que simplemente salió de mi boca, provocando otro par de gemidos ...
... intensos y deliciosos.
Del celular se escuchó la voz de mi novia, algo quebrantada, haciéndome saber que estaba masturbándose con mis palabras y diciéndome que nadie la ha cogido de a perro como yo.
Cuando escuché eso, la mano de mi jefa tomó mi sexo y lo llevó a su coño. Yo, sin meterlo, rozaba sus labios exteriores una y otra vez, sintiendo como su humedad se incrementaba cada vez más y se alistaba para recibir un pene grande que pudiera saciar el deseo que en ese momento era incontrolable.
El momento no había llegado, cuando mi novia comenzó a gemir, pidiéndome que fuera en ese momento a metérsela como le había prometido: mi jefa al escuchar los gemidos, introdujo a la fuerza mi verga dentro de ella, soltando un gran gemido; chorreándose de tal forma que sus fluidos se embarraban por todo su escritorio.
La penetración fue profunda y deliciosa; su vagina estrecha y húmeda secretaba un olor a sexo delicioso. Sus nalgas, al vaivén de mi cintura, se enrojecían y pedían a gritos ser golpeadas por mis manos, pero yo controlaba cada metida, haciendo que la sesión fuera duradera y placentera.
Fue una locura darme cuenta que en el lugar lo único que se escuchaban eran gritos, gemidos y sonidos culpables, unos venían del dispositivo, otros venían de mi jefa, otros venían de mi, o de mis manos golpeando las deliciosas nalgas que tenía enfrente.
Mi ritmo se aceleró, generando sonidos sexuales producidos por la humedad y la tremenda bombeada que le estaba propinando, yo, ...