1. Todos se cogen a mi mujer


    Fecha: 15/10/2021, Categorías: Infidelidad Autor: Gabriel B, Fuente: CuentoRelatos

    ... años, decidí dar clases particulares de matemáticas. Cerca de casa hay una universidad, así que pegué volantes en algunas de las paradas de colectivo. Pronto me empezaron a llamar chicos y chicas ansiosos por aprobar el curso de ingreso de la universidad.
    
    Supongo que, en mi inconsciente, el hecho de haber elegido dar clases a chicos ya creciditos, fue con doble intención. Desde mis primeros momentos de profesora, me encontré con muchachos atractivos. Muy pocos eran los que no me miraban con interés, y alguno que otro se animó a invitarme a salir. Pero como saben, en mis primeros años de mujer infiel, tenía muchos temores y limitaciones, y por otra parte, esos chicos inexpertos tampoco supieron usar las palabras adecuadas para seducirme.
    
    Pero en febrero, en medio del calor bochornoso del verano, un chico bello y atolondrado se presentó en mi casa.
    
    Normalmente trato de vestirme lo más seriamente posible cuando recibo a mis alumnos. Pero este verano se rompió el aire acondicionado de la planta baja, y Andrés, como siempre, tardó mucho en hacerlo arreglar. Mi nuevo alumno se llamaba Benito, y su aspecto era tan tierno como su nombre. Delgado, petiso, incluso más que yo, de saltones ojos celestes, pelo rubio, peinado con un jopo, y mejillas eternamente rojas, como si viviera avergonzado. Sus ojos se abrieron como platos cuando vieron a su profesora particular. creo que ese día me había puesto mi vestido floreado. Es bastante suelto, su escote no es muy grande, y casi me ...
    ... llega a la rodilla. Pero de todas formas llamó mucho su atención. En realidad, casi todo lo que uso parece ser muy seductor para los hombres. Algo en mis genes, en mi fisionomía, hacen que, use lo que use, parezca atractiva. Mi cola se mantiene parada sin necesidad de mucho ejercicio; mis piernas son muy largas, mis caderas curvas, mis pechos, pequeños, pero bien paraditos. Soy una privilegiada y uso ese privilegio a mi favor.
    
    - Hola, soy Benito, yo llamé ayer por teléfono. – Me dijo el chico, al otro lado de la reja.
    
    Abrí el portón. Lo saludé con un beso. Fuimos a sentarnos a la mesa de la cocina, y ahí fue la primera clase, llena de miradas curiosas y sonrisas nerviosas.
    
    Benito era el típico nene de mamá de clase acomodada. Había ido a una escuela privada, pero sus conocimientos en matemáticas eran escasos. Me sorprendió que haya podido pasar el secundario. Pero, de todas formas, sus ganas de empezar una carrera hacían que toda la vagancia a la que estaba acostumbrado fuera reemplazada por un inusitado entusiasmo por los números. Había comenzado el curso de ingreso en la universidad esa misma semana, y traía los ejercicios que le mandaban de tarea.
    
    Esa era la dinámica de nuestros encuentros. Él venía con los ejercicios, y los hacía frente a mí. Yo se los corregía, y sin resolverlos por él, le indicaba en qué cosas se equivocaba. También repasábamos conceptos elementales que no tenía frescos.
    
    Durante el mes que duró el curso de ingreso, Benito venía dos o tres ...
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