Todos se cogen a mi mujer
Fecha: 15/10/2021,
Categorías:
Infidelidad
Autor: Gabriel B, Fuente: CuentoRelatos
... había tocado intencionalmente. Pensé que iba a repetir la inocente estratagema en cada uno de los ejercicios, pero creo que se acobardó.
- Terminé. β Me dijo, cuando faltaban sólo diez minutos para que su papá lo pase a buscar.
Podría haber agarrado el cuaderno, acomodarme en mi silla, y corregir los cuatro ejercicios restantes tranquilamente. Pero decidí darle una última oportunidad. Me puse a su lado. Me incliné. Sentí su mirada clavada en mí, su respiración era cada vez más agitada.
- Este está muy bien. β le dije. Y cuando me di vuelta a mirarlo, descubrí su mirada deleitándose con mi culo.
- ¿Y los otros? β dijo, haciéndose el tonto.
- En eso estoy, no seas ansioso. β lo reprendí con una sonrisa.
Empecé a sentir, otra vez, el codo moviéndose arriba abajo sobre mis nalgas, en intervalos cada vez más largos, y menos espaciados. Me preguntaba si se iba a animar a levantarme la pollera. De momento, sí se animó a aumentar la intensidad de los movimientos. Ya no eran simples roces. El codo se frotaba con fruición, y se hundía mi piel.
- Están todos muy bien. β le dije, sin cambiar mi postura. β seguro te va a ir perfecto.
Lo miré, y me quedé ahí, inclinada, sin decir nada más. Benito, esta vez, extendió su mano, y deslizó la yema de los dedos, lentamente, en mis nalgas. Dibujó la redondez de mis glúteos uno y otra vez. Su sexo estaba hinchado. Se mordía los labios, y me miraba y reía, estupidizado, mientras me magreaba una y otra vez.
Entonces ...
... sonó la bocina del auto.
- Tu papá vino a buscarte. β le dije.
Él abrió los ojos desmesuradamente. Miró la hora con incredulidad. Su mano seguía en mi culo.
- Te tenés que ir. β le dije.
- Sí. β contestó, y alejó su mano lentamente.
Guardó sus cosas. Lo acompañé a la salida. Cuando llegamos a la puerta. Me abrazó e intentó besarme. Yo, cruelmente, lo esquivé.
- Acomodate eso. - Le dije, señalando el bulto que se había formado en su pantalón. Él se lo acamodó, y estiró su remera hacia abajo. Su excitación quedó casi oculta. β Y cambiá esa carita. β le sugerí, ya que su rostro revelaba que algo había sucedido.
Abrí la puerta. El papá de Benito estaba en la vereda.
- ¿Y? ¿Está listo? β preguntó.
- Seguro le va a ir bien. β dije. β pero le propuse que pase por acá mañana antes de ir a la universidad. β Benito me miró extrañado, pero enseguida se repuso.
- Si, mañana a las cuatro, ¿no? β dijo.
- Sí. β y luego dirigiéndome a su padre agregué. β No se preocupe, sólo vamos a repasar dos cositas simples que probablemente no entren en el exámen, pero que es mejor que las sepa. Es culpa mía por no haberme dado cuenta antes, así que no le voy a cobrar. Además, voy a aprovechar para enseñarle algunos ejercicios de relajación que aprendí en yoga. Le van a venir bien.
- Por supuesto que te voy a pagar la clase, y mil gracias por ser tan considerada con mi pibe.
El día en que Benito debía rendir el exámen de ingreso, hacía treinta y tres grados. El aire ...