1. Todos se cogen a mi mujer


    Fecha: 15/10/2021, Categorías: Infidelidad Autor: Gabriel B, Fuente: CuentoRelatos

    ... todo, no estaba en condiciones psíquicas normales. Me encontraba alienado. Tantos descubrimientos, uno más sorprendente que otro, no me permitían reaccionar con total lucidez.
    
    Quizá debía descansar unas horas. Al otro día, mas lúcido, podría tomar decisiones más acertadas.
    
    Sin embargo, ahí estaba ese otro relato. El que más me atraía. “Sometida por el enemigo de mi esposo”.
    
    Tres meses atrás tuvimos un problema con un vecino que vive a tres cuadras de casa. Se llama Mario. Es un hombre de unos cincuenta años, gordo, enorme. Una bestia de cabeza calva y torso peludo.
    
    Era domingo y habíamos ido con Valeria a comprar al supermercado. Volvíamos con las compras, caminando tranquilos. Mario iba por la misma vereda, en dirección opuesta. Estaba paseando a su perro. Creo que era una cruza de pitbull con alguna otra raza. El animal era negro, delgado, pero fornido. Muy grande, y llevaba bozal. Mario pasó al lado nuestro. El perro gruñó y se nos fue al humo. El vecino tardó, quizás a propósito, en controlar a su animal. El perro se me tiró encima y raspó mis brazos con las uñas. Si no hubiese tenido el bozal, me habría herido gravemente. Algunas bolsas cayeron al piso.
    
    - ¿Por qué no tenés más cuidado con ese animal? – le recriminé, enojado.
    
    - ¿Qué? – dijo el gordo mastodóntico, indignado. – si apenas te tocó, maricón.
    
    Me encaré a él, enojado.
    
    - Basta Andrés. Vamos a casa. – Me dijo Valeria, agarrándome del hombro.
    
    - ¿No ves que me rasguñó?, imbécil. – le ...
    ... contesté a él, sin hacer caso a mi mujer, mostrándole la sangre que manaba de mi pequeña herida.
    
    Apenas terminé de hablar, un puño se estrelló en mi cara. Caí al piso. Quedé aturdido, las cosas daban vueltas a mi alrededor. Mi boca sabía a sangre. El perro se tiró encima de mí nuevamente.
    
    - ¡Basta! Por favor, dejalo. – gritó Valeria.
    
    Mario tiró de la cadena y el perro quedó gruñéndome a unos centímetros. Todavía en el piso, vi la expresión de lástima con que me miraba Valeria.
    
    - Agradecé a tu mujer, sino, te cagaría a palos. – dijo con desprecio, y después, dirigiéndose a Valeria, mientras yo me reincorporaba, agregó. – discúlpame linda, pero a los salames no los banco.
    
    Hasta ese momento, nunca había sufrido una humillación como esa (la humillación de los relatos vendría después). En casa, Valeria se mostró indignada con el tipo. Repitió varias veces que no podía creer que un violento como él fuera nuestro vecino. Sugirió que hagamos la denuncia policial, pero yo le contesté que de nada serviría. Ni siquiera lo meterían preso por algo como eso.
    
    En los días siguientes me crucé varias veces con Mario. Me miraba con ojos asesinos, y yo no le podía sostener la mirada.
    
    No había dudas, Mario era el protagonista de la serie de relatos que mi mujer había titulado “sometida por el enemigo de mi esposo”. Nombre morboso si los hay. Otra casa curiosa era que el primer relato había sido publicado masomenos en la misma fecha en que sucedió el incidente. ¿tan rápido había ...
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