1. Cata, mi jefa


    Fecha: 26/11/2021, Categorías: Anal Autor: Geronimo68, Fuente: CuentoRelatos

    ... parecieron todavía más tentadoras que en la oficina. Se las separé y le mandé un par de lengüetazos. Arqueó como para ofrecerse más y aproveché para meterle bien la lengua en el ojete. Le descargué tanta saliva que la corría hacia los labios de la concha ya húmeda y ocupada por mis dedos.
    
    Rato después el esposo bajó del sofá y se tendió boca arriba sobre la mullida alfombra. Me quedé arrodillado para ver como ella lo cabalgaba para enterrarse la verga en la concha y empezar a moverse. Estaba todo como predeterminado y sabido. Como siguiendo un libreto. Nadie hablaba. Primero Cata se mantuvo erguida para cogerse lenta y profundamente con la pija del marido. Después se fue agachando para abrazarlo y besarlo levantando el culo y dejándolo expuesto. Entonces volví a mis ataques de lengua. Ya el culo era un charco de babas. Probé con el dedo medio de mi mano y la pude penetrar. Ella se movió de otra forma como para invitarme. Supe que era la hora. Le apoyé la verga y ella se aquietó. Empecé a empujar despacio y los músculos se abrieron. De repente ya tuve la cabeza dentro. Ella suspiró, lanzó un gemido y me desafió con cierto meneo de caderas. Con una estocada llena de ganas, le abrí el ojete para alojarle más de media verga en el ano y se quejó. Empezó a moverse despacio. Hacia adelante iba por la verga de su marido y hacia atrás por la mía… La tomaba por las anchas caderas para perforarla una y otra vez. Por momentos se movía para mí y por momentos para el marido. Nuestras ...
    ... vergas la penetraban una cerca de la otra y competían en dureza.
    
    -Cójanme los dos… así… sí. Quiero sentirme llena de vergas…!
    
    El esposo mucho más no podía hacer porque estaba aprisionado bajo el cuerpo de Cata y era ella la que manejaba los movimientos. Pero yo si… yo estaba libre a sus espaldas y con su recién desvirgado ojete a mi voluntad. Así que la cogí fuerte y profundo… a mi antojo. Entraba y salía por ese ano que me apretaba y estrujaba la verga. Poco a poco me iba poniendo más y más caliente. Tan caliente como estaban ya ellos. Así todo empezó a precipitarse. Primero sentí que el marido le acababa en la concha. Ella resopló un aparatoso orgasmo. Y yo, para no ser menos, le solté toda la leche en la profundidad de su caverna! Entonces el mundo se detuvo. Me retiré y de su culo escapó un hilo de lefa. Se levantó para sacarse la verga de su marido de la concha y se tiró a su lado en la alfombra.
    
    -Gracias… gracias a los dos por estos deliciosos momentos. Lo disfruté de verdad… Gracias Ernesto por darme el gusto… y a ti, Gerónimo, por venir a compartir con nosotros… Les propongo que apaguemos las luces del patio y nos tiremos a la pileta. Hace una noche maravillosa.
    
    Pasamos por las duchas y nos tiramos a la pileta. La luz de un ventanal nos daba cierta claridad. Nadamos y nos divertimos un rato mientras nos tomamos alguna cerveza más. El agua estaba de maravillas y nos mecía y acariciaba. Cata aprovechaba las idas y venidas para rozarnos con sus nalgas o sus ...
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