1. Cata, mi jefa


    Fecha: 26/11/2021, Categorías: Anal Autor: Geronimo68, Fuente: CuentoRelatos

    ... tetas. Entre ese juego y el de las aguas, nos empezamos otra vez a excitar y al menos mi verga a tomar cierta dureza. Ella volvió a pasar nadando y me la rozó.
    
    -Creo que se viene una segunda parte… yo al menos estoy fresca y recuperada. ¿Ustedes?
    
    -Compruébalo por ti misma, dijo Ernesto y sonrió.
    
    Cata se le fue encima y obviamente con sus manos a la pija.
    
    -Ay, papito… ya está dura otra vez. Déjame que vea como está nuestro invitado.
    
    Vino hasta mí para aprisionar mi verga y mis bolas.
    
    -Por aquí también hay predisposición, parece. Salgamos…
    
    Salimos del agua y nos secamos. Después caminamos hasta dentro de la casa, bromeando y tocando nuestras partes. Una vez adentro, Cata nos llevó de la verga hasta el dormitorio. Bajó y nos las chupó alternadamente.
    
    -Esposo mío, dijo… llegó la hora de que entres por mi puerta de servicio. Y te propongo que dejemos a Gero que use la principal, la que legalmente te pertenece! Ja-ja!
    
    -Yo puedo esperar, respondí.
    
    Ella se subió a la cama en cuatro patas. Tomó un pote de lubricante de la mesa de noche para dejarlo sobre el lecho. Se abrió las nalgas y exclamó: -Ven, Ernesto!
    
    El hombre no se hizo esperar. Tomó el gel y le untó bien el culo. Con lo que le quedó en la mano se frotó la verga y se la masturbó para lograr más dureza. Después apuntó y entró. Así, sin aviso. Yo ya me estaba ubicando para dejarle mamar mi pija y la vi abrir los ojos…
    
    -Ay, mi amor… despacito!. Mi culito ya no es virgen pero aún duele…
    
    Él ...
    ... se calmó y fue más despacio. La verdad debo reconocer que de longitud nuestras vergas eran similares, solo que la de Ernesto era más gruesa. Entonces no era de extrañar que Cata sintiera la diferencia.
    
    -Deja que me acomode y ya te atiendo, Gero…
    
    Se movía para acomodarse y recibir mejor la ración de pija en el ojete. Hacía ciertos gestos que delataban la molestia y el dolor. Igualmente lo soportaba y Ernesto seguía empujando. Yo miraba y cada vez tenía la verga más agarrotada.
    
    -Uy… entró todita, dijo la dama. Cógeme despacito, Ernesto mío!
    
    Y la fue cogiendo mientras yo me acosté por delante de ella y le ofrecí mi miembro para que chupara. No se hizo esperar, haciéndome una lenta y deliciosa felación.
    
    -Ernesto: Quítala un momento y dejemos que Gerónimo se acomode. Quiero otra vez dos vergas en mi interior.
    
    Quedé boca arriba y ella vino a penetrarse. Una vez logrado ese cometido, Ernesto volvió al ataque y le calzó nuevamente su verga en la cola. Así, en trío nos fuimos acompasando para coger a ritmo sostenido. Nuevamente Cata marcaba el compás de las acciones y manejaba nuestras vergas con sus vaivenes. Me besaba, jadeaba, jadeaba y me besaba. Estaba como loca, como en transe.
    
    El primero en acabar fue el marido. Se la sacó y con Cata nos miramos. Nos miramos y nos entendimos. Me dejó salir y quedó en pose, levantando el culo. Penetrarla fue solo un trámite de tan lubricada que estaba. Prendido de sus caderas se la metí hasta el fondo de su ser. Ella misma ...
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