1. Tres días con mucha huella


    Fecha: 28/11/2021, Categorías: Infidelidad Autor: Tita, Fuente: CuentoRelatos

    Este relato corresponde a la época en la que deseaba sentirme bien, pero no sabía qué me faltaba. Andaba yo por los treinta años, casada con Saúl, un hombre que atendía mis necesidades económicas y las de mis hijos, pero yo estaba segura que no me amaba pues no me sentía el centro de sus atenciones, por el contrario, primero estaban su trabajo y sus hijos y, si sobraba algo de tiempo para mí era en la noche, donde después de unas caricias y besos, se ponía a mamarme y estrujarme el pecho mientras me cubría; una vez que satisfacía su necesidad de sexo dormía sin importarle cómo me sentía yo.
    
    ¡Y me sentía muy mal!, sólo era usada! Por esa razón había crecido en mí un sentimiento de odio y desprecio hacia mi marido. Así me sentí desde el principio de nuestro matrimonio: usada para su eyaculación; usada para ser la madre del hijo que él anhelaba tanto. A los pocos días de que di a luz tuve una gran depresión y Saúl ni se dio por enterada.
    
    Al cumplir mi crío seis meses acudí a la ciudad donde vivían mis padres y tuve oportunidad de tener mi primer amante. Fue Roberto, con quien ya había tenido varios escarceos dos años antes, incluso en aquella ocasión me pidió que me casara con él, pero no acepté pues ya estaba comprometida con Saúl; sin embargo, eso no impidió que nuestras caricias sobre la ropa y los besos me excitaran.
    
    Por ello y mi depresión, fue fácil iniciar esta relación subrepticia, aunque con el tiempo todos se enteraron. Después hubo otro par de encuentros, ...
    ... una sola vez con cada uno, que me hicieron sentir mejor por un tiempo ya que me sentía querida y deseada. Con el tiempo, casualmente me reencontré con Eduardo, con quien también había tenido acercamientos muy calientes y amorosos antes de casarme y dado mi estado de continua insatisfacción inicié una relación prohibida más, y de la que también se enteró todo mundo pasado el tiempo.
    
    Así estaban las cosas en ese momento: yo con dos amantes a quienes veía cada vez que era posible (por separado, claro) además de algunos otros que ocasionalmente se me antojaba tirarme y “por única vez” porque no quería más complicaciones. Saúl tuvo que salir al interior del país, como lo hacía una o dos veces por año, durante una semana como máximo, por asuntos de trabajo. En esta ocasión salió en un vuelo nocturno y regresaría en la mañana del cuarto día, por lo que vi la oportunidad de estar con Eduardo un día completo. Le hablé y nos pusimos de acuerdo para que me esperara en una estación del metro, mi hermana se encargaría de los niños ese día.
    
    Primer día: Decidí llevar a los niños al cine la tarde anterior a mi encuentro con Eduardo. En el cine, coincidimos en la fila de la taquilla con un muchacho de mi edad que llevaba a sus dos hijos, de edades similares a los míos y ellos de inmediato hicieron migas, así que a los padres no nos quedó más que intercambiar algunos comentarios, comprar las palomitas de maíz y sentarnos juntos, con los niños intercalados entre nosotros. Al finalizar la ...
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