Una mujer para todo uso
Fecha: 15/12/2021,
Categorías:
Dominación / BDSM
Autor: zari, Fuente: CuentoRelatos
... mientras miraba a Luis. Y bastó eso…
Me llenaron de un aceite balsámico de la cocina, le pasaron al aceitera para que se pusiera él y me levantaron cada uno de un brazo, abierta me pusieron sobre el Gringo que con su mano sujetaba su sexo parado y yo movía mi cadera para que me ensartara con el mínimo dolor. Mi peso y el aceite permitieron que me fuera rasgando lentamente hasta terminar medio ensartándome. Me dijo Luis después que a medida que lentos me bajaban yo me acomodaba moviendo la cintura echaba la cabeza atrás levantaba la boca y por la mordaza que emitía como un gruñido mientras me taladraba ese animal caliente y duro. Que les di pena y me sacaron y dejé caer la cabeza de lado, casi ida. “Querís que sigamos flaquita, nos dejas seguir?, ya te ensartaste la mitad… te lo clavamos de nuevo?”
Yo miré a Luis que me besó en la boca sobre la mordaza y asentí con la cabeza y me pusieron encima hasta lentamente irme empalando totalmente. Eran los dolores de parto, estaba tensa, dura. Y ya atravesada quedé exánime e inmóvil sobre su cuerpo. Mis piernas acuclilladas a cada lado de la silla me sostenían en parte pero no evitaban que como una espada de fuego me atravesase hasta tocar la matriz. Me quebré casi todas las uñas agarrada a los brazos de la silla. No podía hacer nada. El corazón a cien, mi estomaguito que se contraía con ese fuego dentro, la respiración entrecortada y los ojos entrecerrados por el que brotaban mis lágrimas. La transpiración caía entre mis senos ...
... hipersensibles, bajo mi pelo, mojaba mi cuello, jadeaba, puse mis manos sobre su pecho y me eché un poco adelante sudando. El aceite había disminuido el dolor del roce pero sentía que me atravesaba el estómago dejándome una sensación desconocida.
Me partía por dentro, me había abierto, y esa mezcla insoportable de dolor de mi vagina violada mas allá de lo posible me superaban al punto que me desvanecí sin perder mi consciencia, era insensible a las manos que recorrían mi espalda, mi cuello, a los dedos que lentos hurgaban mi ano y que en un instante comencé a percibir, las manos enredando mi cabello me reavivaron lentamente estaba recostada sobre él y sentía mi clítoris hinchadísimo e hipersensible producto del roce, era como asumir algo que estuvo presente pero de lo que no me había percatado, y cuando lo percibí me sentí ahíta de sexo.
En algún momento me habían sacado la mordaza, “Ya no va a gritar, ahora va a jadear como perra”. “Hazla aullar” dijo otro. Palpitaba entera sobre ese cuerpo y sus manos toscas comenzaron a recorrer mi espalda, agarraban mis nalgas y me acomodaban, sus dedos hurgaban mi ano entrando y saliendo, recorrían mis piernas recogidas, se enredaban en mi pelo acomodaba la mordaza en mi cuello y ponía mi cara en su boca que besaba y lamía. Sentía su cuerpo caliente bajo el mío, yo era una animal que emitía un sonido ronco como un gruñido y su mano en mi nuca apretó mi cara contra su boca y la otra bajó hasta mi trasero que abría y hurgaba, abrió su ...