Mi placer en tus manos
Fecha: 19/12/2021,
Categorías:
Hetero
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... la semana. Le dije. Pero es que de verdad espero verla más, y seré yo quien la toque. Necesito esa piel en mis manos, porque si yo le calmo a ella, ella me enciende a mí.
- Roberto – Me fui hasta mi hermano. – Cuando una tal Rebeca te pida cita, ponla en mi agenda, siempre.
- ¿Ya te has encaprichado de alguna cliente? - Preguntó con sordina.
- No empieces.
Y me fui hasta el baño donde necesité echarme agua en la cara porque me empezaba a arder todo.
Rebeca
No sé qué habría dicho dormida dado mi facilidad para hablar en sueños cuando divagaba entre dos mundos, pero creo que algo molestó a Sergio. Se fue muy de repente o quizás es que tenía una cita que atender después de mí.
Cuando me vestí por completo fui hasta el recepcionista y me esperé a que colgara el teléfono. Me sonrió, me dijo la tarifa que debía y pagué, haciendo caso a la voz del masajista que me había dicho que viniera dos veces por semana.
- Me han hablado de un bono – quise saber - ¿Podrías adaptar uno a mis horarios de trabajo?
- Te parece si te pongo… - Miró en la agenda de Sergio, lo que pude corroborar al ver en el monitor del ordenador de reojo. – ¿sábado y miércoles?
- El miércoles por la tarde podría ser… ¿a partir de las 18?
- Perfecto. – Me sacó un papel. – Aquí tienes los bonos disponibles, mensuales, trimestrales y de seis meses.
- Hare uno mensual de momento.
- Muy bien, te pongo estas citas para un mes.
Cuando salí de allí llamé a Susana, la verdad es ...
... que el masaje me había dejado como nueva, y sentía una liberación como cuando te quitas la mochila que pesa toneladas de los hombros y te dejas caer en el sofá presa de la liberación.
Por suerte el miércoles llegó pronto, cuando pasó el apocalíptico lunes, y después de terminar la jornada del trabajo me fui a casa, me di una ducha, y a toda prisa me fui para el salón de masajes.
Nuevamente el chico de recepción me llevó hasta una habitación, otra distinta, y supuse que esta vez el masaje me lo daría alguien diferente.
Pero no. Fue Sergio el que entró. Reconocí su aroma cuando abrió la puerta y el airecillo trajo hasta mí motas de su perfume.
- ¿Qué tal el trabajo, Rebeca? ¿Menos tensión?
- Sí la verdad, mucho mejor. – Sentí nuevamente el cálido líquido que caía sobre mi piel. – Pero tampoco me quiero acostumbrar a esto de los masajes, no quiero ser una yonki.
- No mujer, esto es salud para tu cuerpo y para ti misma. – Apretó mi cuello y me tensé, aflojándonos ambos, el su agarre y yo mi cuerpo- ¿Te duelen las cervicales estos días?
- No. – Gemí mientras acomodaba mis brazos en los laterales de la camilla. – dios que manos… te las cortaría y me las llevaría a mi casa para tener placer constantemente.
Vale. Se me fue la lengua. Tengo incontinencia verbal y cuando me pongo nerviosa, tensa, o demasiado relajada, empiezo a soltar, sin filtro, lo que se me pasa por la cabeza. Un problema genético que heredé de mis padres.
Su silencio me puso tensa. Me ...