1. El regalo: Un antes y un después (Novena parte)


    Fecha: 27/12/2021, Categorías: Infidelidad Autor: DestinyWarrior, Fuente: CuentoRelatos

    ... circular recorrido entre las sillas frente a su escritorio y la puerta de la entrada a su oficina. Yo miraba de reojo para ver que nadie nos pudiera estar escuchando. Ví que las muchachas estaban hablando al fondo, felices con las buenas noticias recibidas.
    
    —Jefe, no más obsequios por favor. Me pone nerviosa que en un determinado momento, ellas se puedan dar cuenta. ¡Prométamelo!
    
    —Humm, Silvia, está bien lo prometo pero antes ven, date la vuelta. —Y yo obedecí, quedé mirando hacia el amplio ventanal, observando desde aquellas alturas, los edificios del frente y más allá el cielo azul de Madrid. A mi mente llegó la imagen de Rodrigo… ¿Dónde estarás amor mío y con quién?
    
    Pensé en lo insólito que resultaba aquella mañana, extrañar a quien me hacía reír con sus bromas, quien me enamoró con sus cartas y frases repletas de amor, que tristeza me hacía sentir cuando me marché sin despedirme como usualmente lo hacíamos, de darle un beso en la boca y luego él en mi nariz y la frente, deseándonos un buen día. Me faltaba el aire, me faltaba mi marido noche y día. Y mi jefe allí, a mi espalda, ordenándome y yo tan obediente, pero intentando evadir sus avances.
    
    Don Hugo se acercó por detrás, sentí sus manos posarse sobre mis hombros, para luego una de ellas pasar por encima de mi cuello, rozando levemente mi seno derecho. Cerré mis ojos y posteriormente sentí como recogió mis cabellos con la otra mano, haciéndolos a un lado, estremeciéndome con el roce de sus dedos sobre mi ...
    ... nuca. Luego sentí sus dos manos unirse en la mitad de mi pecho, para después retirarlas y en mi nuca, detenerse un instante. Se acercó a mi oreja y susurrando me dijo… —Ya está listo.
    
    Abrí mis ojos y observé que llevaba en mi pecho colgado, una fina cadena de oro elaborada en forma de espiga y una pequeña figura de un ángel con sus brazos extendidos y en sus alas varios brillantes. Un precioso y costoso colgante. Me giré, lo miré y le di las gracias.
    
    —Está muy hermosa, pero no puedo recibírsela ni tan siquiera usarla sin llamar la atención de mi esposo y de mis compañeras. —Le dije, mientras los dos de pie, permanecíamos muy cerca–. Hice el ademán de retirármela, pero sus manos tomaron las mías impidiéndolo.
    
    —Es verdad, pero puedes llevarla oculta debajo de tu blusa. O… úsala solo frente a mí, cuando estemos solos. —Y sin pensarlo, sus dedos tomaron la pequeña cadena y apartándola levemente, desabrochó un botón, luego otro y la metió por dentro, apuntando sin precipitarse, nuevamente mi blusa.
    
    Sentí calor, creo que hasta sudaba o era el ambiente tan acalorado de aquella oficina. Ahuecando su mano, tomó mi barbilla e intentó besarme. Me aparté unos dos pasos, negando con mi cabeza, sin dejar de mirar aquellos lujuriosos ojos grises.
    
    —Don Hugo, no más por favor. ¡Basta!... De lo contrario en serio tendré que buscar otro trabajo, lejos de usted. Lo siento. ¿Necesita algo más? ¿O puedo retirarme?
    
    —Discúlpame, yo… No Silvia no necesito nada por el momento. Gracias ...
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