1. Erick, Laura y yo


    Fecha: 15/01/2022, Categorías: Sexo en Grupo Autor: janpaul, Fuente: CuentoRelatos

    ... te lo lave y te lo seque y después de comer quedas como nuevo.
    
    Me puse el pantalón y los zapatos, cerré la puerta del coche y por al lado del charco pasamos hasta su casa que no estaba a más de 200 metros.
    
    — ¡Joder!, con lo poco que faltaba y no haber llegado, ¿seré cabrón?.
    
    — Es que has caído en la acequia de riego. Como no tiene laterales de cemento para hacer solo de badén, con la lluvia de ayer se ha llenado de arcilla y ya no pudiste remontar. Luego lo hacemos, mientras mi mujer acaba de preparar la comida.
    
    Me prestó un short ancho y sacó el Land Rover; con una cadena que enganchó tiramos del coche y salió indemne, pero nos llenamos de arcilla todo el cuerpo. Al llegar a su casa, nos pusimos a limpiar los dos coches y allí mismo nos duchamos. Estábamos los dos desnudos y su mujer mirando por el ventanal de lo que después supe que era la cocina. Mientras nos secábamos bajo los débiles rayos de sol, charlamos de nuestro asunto y me dijo que lo que yo había dispuesto lo aceptaba todo, que confiaba en mí, y que estaba contento con la aceptación de entrar en nuestro negocio comercial. Yo estaba tan satisfecho que mi polla creció y él me dijo:
    
    — No te entusiasmes, que te está mirando Laura desde el ventanal —miré, la vi y me saludó con la mano—, ella espera hacer el amor con los dos ahora, después de comer.
    
    — ¿Con cada uno?, —pregunté sorprendido.
    
    — No; con los dos a la vez, estaba deseosa de un trio y le dije que hoy venías tú.
    
    — Pero…, hombre, yo soy ...
    ... gay y, además, pasivo.
    
    — ¿Tienes algún otro problema?
    
    — La verdad es que no, pero…, me da…, no sé qué…
    
    — Toma, ponte ahora este short limpio y vamos allá arriba a la terraza y tomemos un par de cervezas, que ya huelo los pulpos a la gallega y los langostinos.
    
    Cruzamos el campo en diagonal, subimos cuatro escalones y allí nos esperaba un banquete de marisco para el aperitivo. Carne no sé si habría, pero la esposa de mi cliente, Laura, estaba como un tren, con su bikini puesto, guapa, el pelo recogido con una larga cinta que intencionadamente colgaba por su hombro derecho hasta los pechos, de modo que, mirando su peinado recogido, los ojos se iban directa e involuntariamente a sus pechos, cubiertos escasamente por el sujetador del mini bikini. Era impactante ver a una mujer preciosa con un mini bikini consistente en una tanga cuerda y un mínimo sujetador. Estaba muy bien depilada. Con unas piernas muy desarrolladas y preciosas.
    
    Con solo el short prestado y a pecho descubierto, la saludo y me abraza dándome dos besos en la boca. Menos mal que una mujer no me la levanta, pero mi cuerpo se estremeció. Yo la besé y metí lengua, porque a mí no me gana nadie, ¡joder!
    
    Detrás de la casa, visible desde la terraza, estaba la piscina, con mayólicas azuladas que hacía un rectángulo precioso de azul cielo. Y de repente Erick me dice de nuevo:
    
    — Mi mujer me dice que ya que somos tres, esta tarde podríamos hacer un trío.
    
    Me quedé sorprendido por la insistencia. Conocía ...
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