Van Gogh Alive: The Experience
Fecha: 24/01/2022,
Categorías:
Infidelidad
Autor: Gargola, Fuente: CuentoRelatos
... otra vez.
—¡Joder! Estaría haciéndolo toda la noche.
—Soy tuya toda la noche, —le digo, pero no lo digo como tópico. Lo hago porque me sale del corazón.
—Madre del amor hermoso, —exclama Roberto que no da crédito a mi fogosidad, aunque no sabe que hay algo más que fogosidad en mis palabras.
Por un momento me olvido de mi marido y de que soy una mujer casada, excepto de lo que me apetece hacer el amor con mi “iron man”. Me incorporo y me pone de espaldas, apoyando las manos en la cama, de tal manera que le muestro mis encantos, moviendo el culo de un lado a otro.
—¿A qué esperas?, —le reprendo.
—¡Joder! —exclama fascinado Roberto con las vistas que le muestro.
En esos momentos desea ser un pulpo para poder atender todo lo que le ofrezco. Se agarra la polla, la acerca a mi gruta y yo deslizo mi mano por debajo para cogerlo y acompañarlo. Los dos suspiramos de placer con aquella primera estocada y, tanto el ritmo como los jadeos empiezan a ser constantes y enérgicos. Me retuerzo y contorsiono mis caderas, intentando sentir cada centímetro de su polla en todos los rincones de mi cavidad. Después de un cuarto de hora sacudiendo sin descanso, Roberto abandona la posición y se tumba. Yo vuelvo a apoderarme de su verga y me coloco encima para cabalgar de nuevo sobre él, al mismo tiempo que Roberto acaricia mis tetas y las besa. Sus manos van y vienen repasando mis carnes. Las nalgas son atendidas, los pechos son abordados y mi cintura es dibujada con el perfil ...
... que van trazando sus manos al descender. Yo me apoyo en su torso atlético mientras salto briosa sobre su verga. Después de otro cuarto de hora brincando, acelero el ritmo ante la inminencia de un orgasmo que me alcanza, de tal modo que lo recibo con una explosión de placer que recorre mis ingles entre espasmos y contracciones.
El clímax me deja sin energía para continuar. Me quedo quieta encima de él un instante. No puedo moverme, pero me gusta sentirlo dentro, aunque ya haya culminado mi placer. Él desea continuar e intenta moverse en mi interior, pero yo no respondo a sus meneos. Cuando me repongo un poco lo descabalgo y atenazo la enhiesta verga con mi mano para empezar a masturbarle, entretanto le digo las frases más ardientes que ninguna otra mujer, al parecer le ha regalado jamás.
Me deslizo hacia abajo y encierro en mi boca el glande hinchado y amoratado, y me dedico a él como si fuera un helado que se está derritiendo y se precisa atrapar la crema para que no se deslice. Acto seguido intento engullir todo el cimbrel dentro de mi boca. Lo consigo un instante, pero tengo que sacármelo enseguida para no ahogarme. Cuando logro la hazaña, empiezo a mamar su polla con fruición, mientras con mis dedos índice y pulgar formo un anillo que me ayuda a masturbarlo, —al mismo tiempo que se la chupo— logrando en pocos minutos que eyacule dentro de mi boca. Pese a ello, no abandono el falo, de ese modo no desperdicio nada de su esencia. Cuando lo tengo todo en la boca me trago ...