1. Beatriz y Carlos, casualidades.


    Fecha: 28/01/2022, Categorías: Anal Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... a agobiarme, por eso les di las gracias y les pedí que dejaran libre mi espacio, lo necesitaba como el respirar. En un primer momento rechacé el sexo con ellos, sin embargo el embrujo que ejercía Sara sobre mí era demasiado fuerte como para rechazarlo por mucho más tiempo y así fue como poco a poco volví a entrar en su cama y ellos en la mía.
    
    Acostada, echa un ovillo, abrazando mis piernas era feliz recordando cómo hacía el amor con Carlos, cómo me pedía que le contara con pelos y señales cómo provocaba a los hombres en el trabajo, en el bar pero muy especialmente a Alberto. Y me sonreí evocando uno de esos momentos.
    
    Estábamos una noche de copas con Sara y Alberto, lo saqué a bailar y recuerdo cómo restregaba mi cuerpo en su pecho hasta el punto de notar cómo se empalmaba. Luego se lo contaba a Carlos, mil preguntas me hacía, yo le ponía algo más de pimienta hasta que conseguía que el viviera en su mente todas las imágenes que recreaba nuestra conversación. Y aunque era feliz recordando, al final lo que conseguía era entrar en un profundo letargo de nostalgia, añoranza y pena.
    
    El sexo como dije volvió a centrar mi vida en aquella cama o en la que estuviera y por primera vez experimenté de manos de Sara lo que fue el sado suave, el dolor que llevaba al placer, pero un placer que no podía compartir aunque fuera de forma callada con nadie, no estaba Carlos para compartirlo con él aunque fuera en forma de historia inventada. Fui tremendamente feliz a su lado y ahora no ...
    ... encontraba la felicidad con nadie. Por eso un día de forma sorpresiva les dije que ya nunca más volvería a entrar en su cama ni ellos en la mía. Sara y especialmente Alberto intentaron convencerme, sin conseguirlo. Es más lo que provocaron fue irritarme cuando Alberto intentó humillar la figura de Carlos.
    
    Ya habían pasado tres años desde la ruptura, tres años en los que de forma extraña no buscó un nuevo amor pero echaba en falta un compañero con el que poder hablar, con el que poder romper la soledad, con el que compartir miedos y dudas, tristezas y alegrías, problemas y temores, la ilusión, la esperanza, el deseo… La sonrisa rara vez volvió a esa preciosa cara, los moscones se los tenía que quitar casi a pedradas, su vida era el trabajo y su casa. Comenzó a participar en una ONG que trabajaba con niños, sus horas pasaban lentas, el apetito apenas si lo recuperó lo que la llevó a una delgadez extrema. Así que fueron tantas las voces que se preocuparon por ella que le aconsejaron, casi le suplicaron que cambiara de mentalidad, que comenzara si acaso por un nuevo look y que se fuera de viaje, que conociera nuevos sitios y a nueva gente y que por favor se diera alguna alegría, lo que otros llamaban, un homenaje.
    
    Su cambio fue aún más radical, decidió dejar su trabajo y comenzar nuevas andaduras cambiando hasta de ciudad. Se apoyó en la ONG para encontrar nuevos caminos en una ciudad lejos de todas partes. Allí no conocía a nadie, allí intentaría borrar su pasado, comenzar ...
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