1. Beatriz y Carlos, casualidades.


    Fecha: 28/01/2022, Categorías: Anal Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... consciente de que aquello se acababa para seguramente no volver nunca más. Cuando por fin fue consciente de que con la persona que según él había estado tan a gusto era yo y que debería de tomar una decisión, sonó su móvil. Seguramente a todos nos salvó
    
    -Anda, cógelo.- Y lo hizo de forma casi automática, como un robot, la mirada perdida, ni tan siquiera miró quién le llamaba. La voz apagada, rasposa, como si algo le impidiera sacar las palabras.
    
    -Sí, dígame
    
    -Perdona, no Luisa, no te había conocido.
    
    -No puedo ahora, luego te llamo.
    
    -No te preocupes, si has quedado con alguna amiga, por mí no lo hagas. Ve, con ella, son fiestas, yo me voy dando un paseo a mi casa, necesito ese paseo, alejarme de la realidad, soñar despierta, imaginar e intentar cerrar puertas.
    
    -No, Bea, ese paseo lo necesitamos los dos, nos lo debemos los dos, déjame que te acompañe, por favor.
    
    Fuimos un buen trecho, callados, el uno junto al otro, y qué curioso, para nada se hizo incómodo. Las palabras aparecían en el sendero de la noche, casi sin luz, las estrellas casi ocultas en el firmamento. Sólo fui consciente de que estábamos junto al río, el fresquito de la madrugada, la luna que apenas si ya se dejaba ver, muchos chicos jóvenes con algarabía, bullicio propio del alcohol y de los pocos años, quizá sólo sea falsa felicidad, felicidad encubierta, felicidad velada. Yo, en ese momento era feliz. Por nada en el mundo hubiera podido imaginar que volvería a pasear a su lado, pero lo ...
    ... estaba. Nuestros cuerpos se rozaban de forma tan efímera, breve y fugaz y sin embargo eran generadores de dicha y felicidad, la que tanto había echado en falta, la que tanto me dio en su momento y ahora no encontraba en ningún lugar.
    
    -No tuve la oportunidad de pedirte perdón, no fui consciente del daño que te podía hacer y del que al final te hice. No tengo justificación alguna, pero por nada del mundo quería perderte porque quiero que te quede muy, muy claro que eras lo único y el único a quien quería. Supongo que me has odiado hasta límites inconcebibles, perdóname, de verdad, necesito tu perdón. No sé cómo entré en ese mundo vacío ni tampoco supe salir, lo que es peor es que ni tan siquiera sabía si quería hacerlo. Lo único, lo único cierto es que te quería con locura. Cuando miraba a aquel hombre ajeno, Alberto, que con sus dedos y sus labios me transportaba a quien realmente quería ver era a ti, cuánto hubiera dado porque estuvieras conmigo, siempre a mi lado, y yo al tuyo, siempre contigo, que fuéramos uno, no quería nada más, no necesitaba a nada ni a nadie más. Yo a tu lado, tú junto al mío y si ese no era nuestro camino, desandarlo, volvernos al inicio de partida pero siempre juntos, juntos y de la mano.
    
    -Te pedí lo imposible, soñé siempre contigo, te quise hasta lo indecible. Lo hice mal, muy mal pero te puedo asegurar que me faltabas tú para ser feliz. Cuando te fuiste, cuando me rechazaste, lo entendí perfectamente pero te puedo asegurar que nunca fue mi ...