1. Beatriz y Carlos, casualidades.


    Fecha: 28/01/2022, Categorías: Anal Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... orden
    
    -Mírame a la cara cuando te hablo. Así me gusta, que hayas cumplido mi deseo de llevar mis bragas durante todo este tiempo, porque ¿no te las habrás quitado, verdad?
    
    -No, te doy mi palabra.
    
    Y es verdad, aunque ella no estaba presente, sin embargo no fui capaz de desobedecer su mandato, es más, había un punto más de excitación permanente por el mero hecho de estar obedeciendo una orden de Sara.
    
    -Bien, entra en el cuarto de baño y límpiate el coño, aunque sea con toallitas húmedas y vuelves.
    
    Y salí de aquel despacho con la cara roja como un tomate y con la sensación de sentirme humillada hasta extremos no conocidos nunca por mí. Vale, todo eso, pero sobre todo excitada, de la misma forma que se me escapó un pequeño suspiro al limpiarme.
    
    Volví al despacho mirando el suelo pero en el fondo deseándolo, ahora era ella la que estaba de pie, en medio de la habitación, esperándome. Se arrimó a mí y cogiendo mi cara con sus manos, acercó sus labios a los míos para darme las gracias por hacerla tan feliz respondiendo a sus deseos.
    
    -Ahora quítate esas bragas sucias, dámelas, volvemos a intercambiar, toma las tuyas y vuelve a ponértelas. Cuando esta tarde llegues a tu casa, cuando te las quites, quiero dos cosas: una, que te masturbes mientras las hueles pensando en mí y otra que te las inventes esta noche para que él las huela mientras te lo follas pero pensando en nosotras.
    
    Y me despidió con un morreo en toda regla, metiendo incluso sus manos debajo de mi ...
    ... falda para acariciar mi encharcado coño. Sus manos parece que tenían vida propia pues igual estaban abajo que arriba pellizcando mis endurecidos pezones, y de mi boca se encadenaban continuos suspiros mientras mis piernas apenas si eran capaces de sostenerme, lo que era mi ánimo no sabía dónde se sustentaba .
    
    Aquel día fue duro, además de todo lo que en las últimas horas estaba viviendo, había que añadir la presencia dura y distante, áspera y fría de Sara cerca de mí. Cuando por fin terminó la jornada sí que se me escapó un suspiro, no de placer sino de liberación o de redención de esa cárcel sin barrotes que fue para mí ese día el trabajo y el deseo. Por fin podría volver al refugio de mi casa, de mi hogar; por fin podría quitarme esas bragas sucias que además llevaban impregnadas todo el aroma y la esencia de ella, ahora no estaba excitada, ahora eso pegado a mí, me quemaba.
    
    No estaba Carlos en casa, mejor, necesitaba mi momento de intimidad. Qué liberación cuando poco a poco fui quitándome las bragas, por fin podía emanciparme de lo que me ligaba a ella, esa lucha interior igual me destrozaba que me envolvía en la lujuria
    
    -Uffffffffffffffffffffffffffffffff
    
    Y sin embargo no era algo tan simple pues entre quitármelas y llevarlas a mi nariz fueron décimas de segundo lo transcurrido y de un rictus de asco a otro de placer no hubo tiempo para poder contar. Me dejé caer sobre la cama sin haberlas retirado aún de mi nariz, no me abandonaba su orden, “Cuando esta tarde ...
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