1. La dama de negro


    Fecha: 29/01/2022, Categorías: Fantasías Eróticas Autor: femerba, Fuente: CuentoRelatos

    ... manos el miembro de aquel y lo siguió frotando, con intensidad, comprobando que seguía duro, como si nada.
    
    Ella le pregunta, ¿no llegaste? No responde él. ¿Y? replica ella. Y, entonces, a él se le ocurre que ella se ponga de pie, vaya hasta donde yo estoy y apoye sus brazos en mis piernas, para poner penetrarla desde atrás, en esa posición. Y así lo hace. La cara de mi mujer queda frente a la mía y, cuando aquel él está disponiéndose a penetrarla, ella hace un gesto, indicando que esto va a ser un tanto fuerte. Y una vez nuestro amigo empieza su trabajo, ella empieza a congestionarse, su rostro se pone colorado, sus brazos se sienten temblorosos apoyados en mis piernas y trata de irse hacia adelante con los embates de aquel.
    
    Estando en esa posición, con su cara frente a la mía, la beso. Y puedo sentir en su beso la intensidad de la sensación que padece en ese momento, pues su lengua se mueve dentro de mi boca al ritmo de las embestidas que aquel le está proporcionado. Y nuevamente, empiezan de a poco sus gemidos. Deja de besarme y, con los ojos cerrados, contrae la expresión de su rostro. Yo sé que su orgasmo ya está cerca y veo como nuestro compañero de aventura, también gesticula, porque ya está próximo a eyacular. Y, cuando lo hace, deja su miembro dentro del cuerpo de mi mujer que, al sentir la descarga de aquel dentro de ella, explota en su sentido ahhh… ¡rico! Amor, ¡qué rico! ¡qué rico! Esa verga se sintió muy rico. Uuuyyy… ¡Que sensación tan intensa!
    
    Jeison ...
    ... se retiró y se sentó en la cama. Su miembro, ya flácido, seguía viéndose Y mi esposa, frente a mí, se puso de pie, manteniendo sus piernas abiertas. Pude ver como chorreaba semen de su vagina y apunté, oye, no tuvimos en cuenta usar condón. Tranquilo, dijo ella, no hay problema. ¿Tú lo querías así? Digamos que sí contestó. ¡Qué sensación! Y volviéndose a Jeison, le dijo, bueno, te gustó. Espectacular, dijo él. Bueno, ¿valió la pena la espera?, pregunté, porque, por lo que me he dado cuenta, esto debió pasar como cuatro horas atrás. Pues, sí, dijeron ambos.
    
    Conversamos un rato, intercambiamos teléfonos y quedamos de vernos en una próxima ocasión. Jeison se vistió, se despidió y nos dijo que si queríamos quedarnos un rato más no había problema, porque el servicio ya estaba cancelado. Le agradecimos su amable gesto y lo despedimos, quedándonos solos por un rato en la habitación.
    
    Bueno, ya te di gusto, me dijo mi esposa. ¿Cómo así?, pregunté, ¿acaso no fuiste tú la que te diste gusto y te saliste con la tuya, otra vez? No, dijo ella, me refiero a que te diste el gusto de verme usar la ropa que me regalaste para estas ocasiones. Pues en lo que menos me fije fue en la ropa. Me hubiera gustado ver qué pasaba en la pista de baile con esa ropa puesta. Y ¿qué te imaginas tú? Pues, no sé qué pudo pasar bailando en medio de tanta gente. ¿Qué te alcanzas a imaginar? Ni idea, contesté.
    
    Bueno, cuando estábamos bailando, él me cogió una mano y la llevó dentro de su pantalón para que ...
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