Las mejores vacaciones.
Fecha: 23/02/2022,
Categorías:
Sexo Interracial
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... mejor, he vivido momentos terribles, incluso he tenido algo de terapia, hasta ver un poco de luz. Pero no hay mal que por bien no venga así que a mis 36 años todavía me queda mucho por vivir, estoy bastante buena, con un trabajo estable, sin compromisos de ningún tipo, bien situada económicamente… ¿qué más se puede pedir? “pienso auto convenciéndome”.
Con necesidad de llenar aquel vacío afectivo, empecé a mantener relaciones sexuales con algún que otro compañero de trabajo, me tiré a uno de los mejores amigos de mi ex, que siempre se me había insinuado y a unos cuantos desconocidos que hoy en día sigo sin saber como se llaman. Cada vez necesito sexo más a menudo, como si fuera una droga a la que me he hecho adicta.
Intentando tomar de nuevo las riendas de mi propia existencia, decidí pedirme una semana de descanso en el trabajo y marchar esas vacaciones de Navidad lejos de todo y todos. Lo último que necesitaba eran las preguntas de amigos y familiares sacando los pormenores de nuestro divorcio. La gente disfruta cotilleando de las desgracia ajena, así que saqué un billete para ir a Río de Janeiro, aquel reposo me iría bien.
En el avión conocí a un hombre carioca, de rasgos morenos, labios gruesos, alto y algo rellenito. Enseguida entablamos conversación, según se contó volvía a casa para pasar el fin de año con su familia, a mi poco me importaban todas aquellas chorradas, lo cierto es que me pareció atractivo y deseé follármelo.
Puse mi mano sobre su muslo, él ...
... me miró sonriendo sin poner ninguna objeción, bajo su bragueta se podía ver que aquello le había gustado. Me tomó por la muñeca y me colocó la palma sobre la polla yo la presioné en mi puño deslizándola de arriba abajo varias veces, después me levanté. Era de noche y la mayoría de los pasajeros dormían placidamente en sus asientos. Él esperó a que fuera al lavabo y se colocó detrás, entramos juntos. Me tomó por la cintura refregándome su verga en el culo “no vayas a gritar”, me advirtió mientras cerraba, cosa que no hacía falta, yo estaba ya muy caliente.
Me agarré con ambas manos al lavabo metálico, aquél tipo alzó mi falda bajándome las bragas a medio muslo y metiéndome su tiesa verga. Estaba muy gruesa pero no demasiado larga, nunca había probado una así, apreté mi culo hacia atrás para empalarme hasta el fondo aquella delicia, lo miré a través del espejo. Él me follaba sin descanso como un auténtico semental, con movimientos frenéticos, yo estaba cachonda. En menos de cinco minutos los dos nos fuimos como animales, tuve que morderme el labio para apagar los gemidos.
Se alzó y sacó su polla aun erecta de mí, le observé por el reflejo como se arreglaba un poco la ropa y salió, cerrando la puerta tras él. Su semen caliente me resbalaba por los muslos abajo. Con un poco de agua y secándome con papel higiénico, me quité los ríos blancos que me llegaron a los tobillos. Al salir una azafata se quedó mirando algo extrañada, hizo el amago de preguntarme si estaba bien algo ...