Las mejores vacaciones.
Fecha: 23/02/2022,
Categorías:
Sexo Interracial
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... bien lo hace – resonó a mis espalda.
Me paré un poco, algo avergonzada, al recordar a sus amigos.
- Sigue cielo… ellos sólo miran.
Mi chocho se derritió de gusto al pensar que otros dos hombres, a los que yo no veía, seguramente se estuvieran masajeando disfrutando de mi mamada. Me sentí depravada y viciosa, retomé la tarea, cada vez me resultaba más excitante, escuchar los gemidos de Paolo y los ruidos que llegaban por detrás, de movimientos de manos y respiraciones aceleradas que resoplaban de gusto. Un cúmulo de sensaciones que no podría explicar, conseguían ponerme perra. Paolo me paró con ambas manos sobre mis mejillas, yo deseaba tragar su polla.
Para o conseguirás que me corra, esto es demasiado – soltó apretando sus mandíbulas.
Giré la cabeza y vi a los dos hombres aun sentados, como habían prometido dándose batidas en sus negros falos, caminé a gatas hacia ellos. No me había quitado nada de ropa y sin embargo el sólo roce del tanga sobre mi rajita hacía que en cada fuera una tortura, teniendo que resistir el deseo de correrme.
Ellos me vieron aproximarme y abrieron sus piernas ofreciéndose sin pudor alguno. Yo lamí los huevos del de los ojos claros que echó la cabeza hacia atrás, aproximando su culo hasta el filo de la silla, se cogió de las rodillas dejando también abierto su culo, bajé la cabeza dándole un beso negro.
Entonces noté como una mano grande se posaba por fuera de las bragas que estaban chorreando, deslizando sus dedos desde el ...
... clítoris hasta la columna, pasando por toda la rajita del coño y el culo. Mamé de nuevo los huevos contraídos y rugosos de José, pasando por cada una de las arrugas que se formaban hasta la base. Otra mano fue a parar a mis pechos, sacándolos por encima de la copa del sujetador.
Me puse de rodillas, el pecho de Paolo se pegaba a mi espalda, bajó un poco metiendo su sexo entre medias del mío, podía ver la punta asomar por encima del raso blanco la cubrí con mi palma y él empezó a pellizcarme los pezones delante de los ojos de sus amigos. Estos resoplaban pajeándose lentamente, disfrutando del espectáculo. José se puso de pié acelerando el ritmo sobre su tallo y se corrió lanzando andanadas de leche en mi cara hablando entre ellos en un idioma que no entendía.
Con un dedo aparté la tela del tanga para notar piel con piel, momento que aprovechó Paolo para metérmela de un solo empujón de riñones, mientras el semen goteaba por mi pelo y cara.
El otro negro a esas alturas tenía una polla descomunal gruesa venosa y larga. El espectáculo lo había excitado, se colocó frente a mí dándome golpecitos en los labios con su verga, yo los abría intentando atraparla mientras Paolo me follaba de una forma relajadamente deliciosa. Por mis tetas y vientre se paseaban las manos de José, mientras me despojó del sujetador, tirando del tanga hasta que lo rompió.
Paolo me susurró al oído:
- Trágate esa polla si puedes, zorrita.
Abrí la boca y Roberto me introdujo su grueso capullo ...