Madura pierde la vergüenza entre otras cosas (2)
Fecha: 20/03/2022,
Categorías:
Infidelidad
Autor: carmenmadura, Fuente: CuentoRelatos
... con todos mis temores... Quería sentir esa barra de carne gloriosa dentro de mi como nunca había sentido una polla; En mi culo, en mi recto, rompiéndome en dos, dándome gusto y vicio... Tenía miedo, me iba a doler, en mi mente tomar por culo era de putas viciosas y barriobajeras, lo que iba a hacer o dejarme hacer en mi mente me degradaba, pero... la carne es débil.
Fui al bidet y me limpie, hasta quedar como los chorros del oro. Después de secarme, me puse las medias negras, calcé los zapatos de alto tacón, me mire en el espejo ¡Lastima no haberme maquillado! Me pellizque un poco los carrillos para sacar algo de color, me mordí un poquito los labios. Mirándome en el espejo con los taconazos haciéndome más alta y con las medias negras tenía un aspecto de profesional del amor... quiero decir de puta. Las carnes abundantes si, pero unas tetas y un culo... Me decidí, sería la cordera que se degüella en el altar, ofrecería mi culo en sacrificio. Abrí la puerta del baño, me dirigí a la chimenea, poniéndome de cara a la pared apoye mis manos en la repisa y doblándome un poco hacia delante, saque el culazo y dije:
—Apolo, toma mi culo, toma mi cuerpo, haz conmigo lo que quieras, rómpeme el culo, rómpeme en dos, traspásame con tu lanza, hazme sangre, haz lo que quieras con mi cuerpo, pero... dame placer, mátame de gusto, ¡hazme tuya mamón!
—¡Meri! Como me gusta verte así, con tacones, media negras y el culo al aire. Gracias, pero ya se nota que no has tomado por culo nunca. ...
... Hay que prepararlo, sino te va a doler y no lo disfrutaras. Ven aquí zorra tetuda, ven aquí y chúpamela.
Como una profesional, contoneándome, moviendo tetas, caderas y nalgas, lentamente, me acerque a Apolo me arrodille y, glotonamente, metí su verga en mi boca.
—Meri, si no te importa ponte en cuclillas con las piernas abiertas. Me encantas en esa postura, así mientras me la chupas te veo la boca, las tetorras y el coño abierto, en toda su gloria, así, gracias.
Sin darme cuenta me estaba ahogando. La picha de Apolo estaba creciendo y una vez puesta en todo su esplendor no me cabía en la boca. Con pena saqué aquella barra de placer de mi boca.
—Lo siento Apolo, pero de verdad que no me cabe.
—Ya lo sé Meri, ya lo sé. Anda échate en la cama y hazte una paja.
—¿Quee... que... quieres decir?
—Qué coño voy a querer decir. Que te masturbes, que te pajees, que te casques la pipa.
—¡Apolo! Yo no hago eso, yo no me masturbo.
—Seguro que no. Y ayer ¿qué hacías? Que tonto soy, mientras yo hacía posturitas y andaba a gatas yo te vi frotándote el clítoris y metiéndote dedos en coño y, fíjate que tonto soy, yo pensé que te estabas masturbando. ¡Todas las mujeres decís lo mismo! Y yo me lo creo. También me creo que tú eres virgen, que los niños vienen de Paris y que Papa Noel trae los regalos. Anda, dóblate, apoya las manos en la cama y ábrete de piernas.
Yo un tanto humillada y avergonzada, hice como me dijo. Él se colocó tras de mi, puso ambas manos en mis ...